Seis ejecutivos petroleros estadounidenses detenidos en una abarrotada cárcel del país desde hace 18 meses, comparecieron finalmente el viernes ante los tribunales, pero sus esperanzas de quedar libres se vieron frustradas.
Durante una vista preliminar, la jueza Rosvelin Gil aceptó la petición del fiscal Aramay Terán para juzgar a los seis empleados de la refinería Citgo, con sede en Houston, por cargos de corrupción. Por el momento no se fijó la fecha para el inicio del juicio.
La decisión fue un doloroso revés para las familias de los detenidos, alentadas por la noticia de que sus seres queridos podrían defender su inocencia ante los tribunales luego de que Gil canceló las 15 vistas previas sin dar muchas explicaciones.
«Tras más de un año y medio de retrasos en el debido proceso, la vista preliminar de hoy fue un triste espectáculo y una parodia de justicia”, manifestó la familia de Tomeu Vadell, vicepresidente de refinación de Citgo, en un comunicado.
«Venezuela está privando a un hombre inocente, a un esposo y padre querido, de su libertad”, agregaron. «Seguiremos exigiendo su liberación inmediata y sin condiciones».
Las familias de los conocidos como los «seis de Citgo» _ cinco de ellos, como Vadell, ciudadanos estadounidenses con un fuerte arraigo en Texas y Louisiana _ se quejan de que están retenidos en condiciones inhumanas compartiendo abarrotadas celdas en los sótanos de una cárcel de contrainteligencia militar y que sufrieron una importante pérdida de peso en una nación marcada por la escasez de alimentos.
Su calvario comenzó el fin de semana antes del Día de Acción de Gracias de 2017, cuando los seis ejecutivos recibieron una llamada de los altos mandos de PDVSA citándolos en Caracas para una reunión presupuestaria de último momento.
Una vez en territorio venezolano, agentes de seguridad armados y con el rostro cubierto irrumpieron en la sala de conferencias y los arrestaron por cargos por malversación a raíz de una propuesta nunca ejecutada para refinanciar cerca de 4.000 millones de dólares en bonos de Citgo a través de una participación del 50% en la compañía como garantía. El propio presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, los acusó de «traición» aunque no se presentaron cargos por ese delito.
El caso ha pasado a un segundo plano a medida que Venezuela se ha sumido más aún en el caos y las relaciones entre Washington y Caracas se deterioraron por el sólido respaldo del gobierno de Donald Trump al presidente encargado Juan Guaidó en su batalla para derrocar a Maduro.
Vadell no ha podido hablar con su familia desde marzo, cuando, inexplicablemente, los guardas endurecieron las restricciones en el penal donde están algunos de los principales rivales políticos de Maduro.
Mientras, Citgo, se ha convertido en un importante premio en la lucha por el poder. Guaidó nombró en febrero a una nueva junta para regir la octava refinería de Estados Unidos, que hasta entonces era una subsidiaria de la petrolera estatal PDVSA.