Uno de los principales mecanismos utilizados por las fuerzas de seguridad del régimen de Nicolás Maduro para reprimir a los manifestantes, es la utilización de gases lacrimógenos. Su uso es legal, pero en Venezuela se está empleando de mala manera, por lo que su práctica ocasiona fuertes daños tanto a los protestantes como a los funcionarios.
Así lo indicó Mónica Cristina Kräuter Romano, una química que investigó sobre las bombas lacrimógenas lanzadas desde el año 2014 -cuando las protestas en Venezuela contra el régimen chavista se intensificaron..
Señaló que el 80% de dichos artefactos lanzados por la GNB durante ese año fueron analizados y, determinaron que estaban vencidos, por lo que los convierte en un arma letal.
“Esto es un genocidio. cuando está vencida se convierte en letal, porque lo que contiene se descompone en cinco años en este compuesto que es cianuro. La descomposición del gas CS produce cianuro, ácido clorhídrico, óxidos nitrosos, monóxido de carbono, cloro, acetileno y fosgeno entre otros”, explicó Mónica en entrevista con Infobae.
Por otro lado, aseguró estar convencida de que “muchas personas en Venezuela que tuvieron mucho tiempo bajo los efectos de las bombas”, manifestarán síntomas de esos efectos dentro de 5 o 10 años.