“La esperanza es lo último que se pierde”, reza un dicho tradicional, pero en el barrio del mismo nombre, al norte de Duaca, prácticamente ya está perdida por sus habitantes pues carecen de todos los servicios publicos.
Ingresar al barrio La Esperanza en cualquier vehículo representa todo un sacrificio por el estado en que se encuentran sus únicas vías de acceso.
“Este es un barrio que no visitan los políticos, mucho menos los funcionarios de la alcaldía o la gobernación; como si no existiéramos”, dijo Oscar Chávez, uno de los vecinos del sector.
Agregó que desde hace varios años no envían una máquina a acondicionar lo que no es calle sino un simple camino por el que solamente se puede pasar en caballos, burros o mulas.
“Aquí no tenemos servicios públicos en el sentido de la palabra porque nunca nos instalaron la luz ni el agua por lo que nosotros mismos tuvimos que hacer las instalaciones”, manifestó por su parte María Hilaria Rojas, otra vecina, quien sigue confiando en la alcaldesa Elizabeth de Valecillos.
También se queja de que no han atendido sus solicitudes de vivienda o pensiones de vejez.
“He llenado planillas y más planillas y nada, no me dan nada”, afirmó.
Maribel Hernández es otra de las habitantes de La Esperanza que se siente decepcionada por las autoridades pues no les solucionan sus problemas de deficiencias de servicios públicos.
Señaló los ríos de aguas servidas que corren libremente por las mal llamadas calles por la inexistencia de red de cloacas.
Pero también tienen el problema de la inseguridad, que se agrava por la falta de alumbrado público ya que las pocas bombillas existentes están quemadas desde hace mucho tiempo.
El mayor riesgo está en la escalinata que comunica a La Esperanza con Cacho e´ Venado, construida durante la gestión de José Moreno como alcalde.
En horas de la noche es tomada por algunos antisociales para atracar a todo aquel que se atreva a bajar o subir por ella.
“Por aquí no pasa un policía nunca, los únicos que pasan son los ladrones que se sienten libres de hacer y deshacer por falta de autoridad”, indicó María Hilaria.
A pesar de no haber recibido nunca la visita de la alcaldesa, ella mantene una mínima esperanza de que algún día les llegará y escuchará sus problemas para buscarle soluciones a los que corresponden a la alcaldía.
Esperan que como ya se acercan las navidades envíe cuanto antes una máquina para reparar el único camino que les comunica con el resto de Duaca y de esa manera terminar el año 2012 en mejores condiciones.
Pero Maribel Hernández enfatizó en el problema que representan las aguas servidas o cloacadas que corren libremente por la mal llamada calle principal, o el camino de bueyes que nunca ha recibido un cariñito.
Los malos olores no permiten a las familias vivir tranquilas pues se trata de permanentes focos de contaminación causantes de diferentes enfermedades, sobre todo estomacales y de la piel.
“Aquí los muchachos viven enfermos por esa hediondez porque como no hay red de cloacas esas aguas corren o se empozan frente a las casas de uno”, dijo Francisco Pérez, otro vecino.
En resumen, el llamado es colectivo por parte de todos los habitantes del barrio La Esperanza para que se resuelvan sus deficiencias de servicios públicos y no terminen de perder la fe que les queda hacia los entes oficiales.
Fotos: Luis Salazar