La abogado Marisela Godoy, magistrada del Tribunal Supremo de Justicia del régimen, a través de un comunicado a la opinión pública, anunció su decisión de abandonar la Sala Plena del máximo tribunal, por no conocer el contenido de la decisión que anunciará en las próximas horas, relacionadas con los hechos del martes 30 de abril.
La magistrada denuncia en la carta, que fue convocada de forma irregular y la decisión emanada, no sería discutida por los magistrados, de lo que se infiere que la misma ha sido previamente elaborada.
A continuación el texto completo del comunicado:
Estuve en la sala plena.
Las consideraciones iniciales antes de tomar la decisión, fueron pletóricas de expresiones políticas propias del discurso oficial de los últimos años. Es decir, una visión eminentemente distinta a la esencia de la supuesta razón que nos convocaba en el día de hoy. Quedó claro que el TSJ es la plataforma por excelencia del estado de derecho que ellos conciben y defienden.
-En cuanto a la decisión que hoy será adoptada por esta Alta Jerarquía, me es desconocida. Y en la misma situación se encuentran los magistrados quienes tampoco tienen conocimiento de su contenido, elaborado previamente así como del alcance jurídico y político que habrá de tener el mismo. Mi presencia en ese recinto estaba de más, por cuanto la decisión que será expresada en instantes, y al cual no tengo acceso la ignoro y tengo la imposibilidad de emitir un pronunciamiento acerca de lo que me es ajeno y ya está elaborado por el consenso del Organismo. Pedí la palabra ante los Magistrados de la Sala Plena manifestando mi inconformidad por la fórmula que ya se ha hecho costumbre, como es la de desconocer el contenido del fallo que trae consecuencias a todo el país. Por otra parte, expresé como venezolana que deploraba cómo en los últimos años se ha instaurado una posición maniquea respecto a lo distintos factores del país, calificando de apátridas a aquellos que no concuerdan con la posición política de cualquier otra persona, y lo que es peor, se niega el reconocimiento del otro, lo cual trae un mal tremendo con la instauración de la intolerancia y el desconocimiento de los valores que ésta engendra. Me duele profundamente cómo principios como el diálogo, el consenso y el acuerdo se han demonizado, y que si bien es cierto en el exterior son una máxima y un valor, para nosotros es un grito de guerra, porque esos vocablos que engendran de suyo valores, se han convertido en sinónimo de negocios turbios y deleznables, con lo cual, sufrimos la desgracia de convertir a nuestros compatriotas en enemigos. La Paz es un valor que no se puede confiscar y nos pertenece a todos por igual. En razón de observar una posición monolítica en cuanto a la decisión que ha de ser expresada en medios de comunicación, y cuyos alcances y contenido desconozco, y por cuanto mi presencia en el día de hoy aquí no es más que ocupar físicamente una silla en esta Alta Jerarquía, me retiro y abandono la sede.