Desde el 2009 comenzó el martirio para los venezolanos. Los ciudadanos de este país han estado sometidos en 10 años a un plan denominado “administración de carga”, producto a la falta de mantenimiento, la desprofesionalización, centralización, burocratización y la pésima asesoría extranjera en el direccionamiento de las inversiones en el sistema eléctrico venezolano.
En el 2009 se empezó a ejecutar un plan formal de racionamiento eléctrico a escala nacional, pero en mayo de 2010 comenzaron los cortes no programados en algunos estados del país. Jesse Chacón, ministro de Energía, quiso hacer “magia” con el servicio eléctrico en el 2013, sin embargo, no logró lo cometido y renunció a su cargo en la cartera administrativa dos años después.
Meses antes de que se realizara las elecciones parlamentarias en el 2015, el régimen de Nicolás Maduro, bajo la excusa de un supuesto sabotaje, sequía y excesiva demanda, aplicó un corto racionamiento en las principales ciudades del país.
El servicio eléctrico se agudizó en abril del 2016 y nuevamente comenzaron los cortes de luz que contemplaba interrupciones por cuatro horas diarias, luego se extendió por ocho horas, en 40 días.
En el 2018, Luis Alfredo Motta Domínguez, anunció el racionamiento en seis estados y el 15 de octubre de ese mismo año, se registró un apagón nacional que afectó alrededor de 16 estados del país.
En este 2019, luego que Venezuela se quedara sin electricidad por cinco días, desde el 7 hasta el 12 de marzo, y se repitiera por tres días más, desde el 25 hasta 28, el régimen pretende someter nuevamente a los venezolanos por 30 días a vivir a mereced de cortes eléctricos por tres horas, durante cinco y siete días a la semana.
