#opinion: Alzando la voz – Vivir heroicamente por: Rafael Díaz Blanco

Hace un año falleció Luís Herrera Campins. Ya se han publicado, por lo menos, tres excelentes trabajos sobre su vida teniendo como autores a Ramón Guillermo Aveledo y a Pablo Herrera Maldonado. Herrera se concentra en la infancia y entorno familiar. Aveledo se ocupa de la trayectoria vital del llanero solidario y su tiempo.
Con estos retratos de un personaje inolvidable, apenas comienza la evaluación histórica de una obra que, sin lugar a dudas, será mucho más favorable que la realizada por sus contemporáneos. Su biografía contribuirá a cambiar esa visión negativa del quehacer político tan predominante en Venezuela. Pensamos que con el paso de los años la figura histórica de Luís Herrera se convertirá en paradigmática para las generaciones políticas venezolanas porvenir.
Para nosotros, la vida de Luís Herrera fue la existencia heroica de un ciudadano ejemplar. Practicó un heroísmo del tipo al que alguna vez se refirió en sus discursos. Un heroísmo que no se limita a un momento fugaz de gran valor y desprendimiento que lleva al heróe a ofrecer su vida a los demás. Se trató de una conducta permanente, cotidiana, comportamiento de toda una existencia que se desarrolla siempre de acuerdo a los principios, valores y creencias que se sostienen. Con paciencia, constancia, humildad, honestidad y coherencia, Luís Herrera es un hombre de su tiempo, pero son otros tiempos. Se entregó al servicio público con vocación y desprendimiento, pero su conducta, muy propia de esa Venezuela profunda, pobre y austera de donde proviene, contrastará con la Venezuela rica, derrochadora y corrupta que le toca gobernar y que todavía causa estragos entre nosotros.
Luís Herrera fue un político siempre dispuesto a servir a un pueblo que como pocos conoció y entendió, culto y de particular lenguaje, polemico y abierto al dialogo, zamarro e impuntual, resultó incomprendido por unos y combatidos por muchos, querido y odiado, admirado y rechazado, poco a poco, su liderazgo ético y moral, necesario en cualquier tiempo e indispensable en los que vivimos, se siente como crece sin verse.
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