En Eslovenia surgió una situación particular que involucra a un diputado del partido gubernamental y su decisión de rescindir de su cargo al confesar una anécdota de hurto.
El propio diputado, Darij Krajcic, confesó durante una reunión que se había robado un bocadillo de una tienda, y que pese a que se trataba de un «experimento social», terminó pagando las consecuencias.
Detalló que el escándalo por lo sucedido llegó a unos puntos de magnitud tan elevada, que de la presión, decidió renunciar de su cargo.
Esta acción generó matriz de opinión en la prensa de Eslovenia, así como también en gran parte de Europa, donde se resalta la sinceridad y lealtad del diputado esloveno a su cargo.