Para nadie es un secreto que la energía que proviene del Sol, con la cual se iluminan las atmósferas de los cuerpos ponderables de los planetas del sistema, es el producto de las reacciones termo-nucleares generadas por sus elementos más elementales, para convertirlos en otros elementos. La energía generada por ese proceso de conversión de unos elementos en otros, y que mantiene de manera perenne sus altísimas temperaturas en la masa del cuerpo ponderable del Sol y, asimismo, de todos los cuerpos ponderables de las estrellas cuya ocupación, también como el Sol, es la de convertir mediante el proceso mencionado unos elementos en otros. Pero también se produce otra energía, que pudiéramos considerarla “residual”, que se desprende de esos procesos mencionados y que llena con su condición de neutralidad y de pureza, el espacio interestelar e interplanetario del Universo.
El Sol es una estrella y cada una de las Galaxias del universo, que se cuentan por millones, tienen millones de millones de estrellas , que como el Sol, en su totalidad, todavía no se ha descubierto que en algunas estrellas otros sean los procesos. Y otros sean los elementos. Todas ella, desprenden esa energía “residual” neutra y pura, como la que produce la iluminación en la atmósfera de nuestro planeta.
De modo que el espacio del Universo no está vacío, como se creía. Está lleno de esa cosa que Einstein no alcanzó a descubrir, y que en el apéndice V de su teoría de la relatividad, página 200, Colección Dina, Editorial Grijalbo, México 1970, se conforma con mencionar como “lo que llena el espacio”.
Eso que llena el espacio es esa energía “residual” neutra y pura procedente de las estrellas. La neutralidad es una condición que le permite a ésta energía su ingravidez. Y esta ingravidez de la energía neutra y pura es la que mantiene al espacio en condiciones de imponderabilidad. De modo que hemos descubierto que ese ingravidez que hace al espacio imponderable, la produce la energía neutra y pura. Es pura porque no está mezclada. Su pureza contribuye firmemente también con la imponderabilidad en el espacio.
En general, mientras la energía estelar permanezca en el espacio, las condiciones de ingravidez, de imponderabilidad del espacio se mantendrá. Los cuerpos ponderables, en un estado permanente como el que describimos, a pesar de su ponderabilidad, permanecen imponderables en el espacio. No habrá, por ello, precipitaciones y el estado inercial de sus cuerpos se moverán orbitalmente siempre. Hasta aquí, “lo que llena el espacio”.
Carlos Mujica
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