La violencia que sacude el nororiental estado brasileño de Ceara proseguía el domingo pese al despliegue de al menos 300 miembros de la Fuerza Nacional de Policía, de élite, en un esfuerzo para frenar los disturbios.
En los disturbios del domingo varios autobuses y automóviles fueron incendiados y varias estaciones de gasolina fueron atacadas en Fortaleza, la capital, y otras seis ciudades al menos, informó el departamento de seguridad pública del estado.
La policía mató a dos sospechosos en un tiroteo. Más de 100 personas han sido detenidas desde que estalló la violencia el miércoles.
Las autoridades dicen que los ataques fueron ordenados por pandillas de la delincuencia organizada en represalia por los planes del gobierno de imponer controles más estrictos en las cárceles del estado. Las pandillas carcelarias brasileñas son poderosas y su alcance va más allá de los penales.