A veces es importante levantarse con ánimos,
comenzar a verle los colores a los paisajes pálidos.
Observar todo lo que está a nuestro alrededor,
y aprender a darle su merecido valor.
Darnos cuenta que lo que tenemos, otro lo carece,
bien sea agua, familia, comida o techo; esas “simplicidades” que todo el mundo merece.
Pero incluso dentro de tanta dificultad,
hay personas que te contagian de alegría, paz, amor y humildad.
Nunca faltará en la calle aquella persona que por nada te sonría,
o aquella que tempranito en la mañana te brinde los buenos días.
Nunca faltará aquella persona que te ofrezca una taza de café,
o aquella que te anima a que todo mejorará porque tiene mucha fe.
Siempre existirá aquella persona que a su día a día le pone mucho empeño,
porque lo único que tiene en mente es alcanzar todos sus sueños.
Siempre existirá aquella persona que desde su realidad, todo lo que hace es luchar,
porque reconoce que desde su esfuerzo, las cosas podrán cambiar.
Así que todo es cuestión de perspectiva,
no es sólo mirar hacia abajo, sino inclinar la mirada hacia arriba.
Fijarnos que donde se presenta una dificultad,
inmediatamente surgirá para nosotros, una oportunidad.
Fijarnos que donde todo parezca oscuridad,
inmediatamente surgirá un camino, repleto de claridad.
Pero para eso necesitamos ser positivos, que es igual a una cruz,
para poder llenarnos de paz, amor, alegría y luz.
Texto: José Enrique Arévalo – @interkike7