Es un país con riesgo de enfrentar una de las peores crisis humanitarias de 2019 por el colapso económico, que ha deteriorado las condiciones de vida y la ausencia de respuesta del régimen.
Un total de 5.500 familias venezolanas se separan cada día cuando uno o varios de sus miembros abandonan el país para escapar de la crisis humanitaria.
Según cifras de la ONU, más de 3,3 millones de venezolanos han emigrado en los últimos años, lo que constituye el mayor desplazamiento migratorio registrado en Latinoamérica.
La crisis económica, escasez de medicamentos, destrucción del sistema sanitario nacional e hiperinflación son algunas de las razones para la salida en busca de oportunidades que permitan sobrevivir y ayudar a los familiares que quedan atrás.
La población de venezolanos en el exterior para diciembre de 2019 podría alcanzar la cifra de 5,3 millones, de acuerdo con ReliefWeb, un servicio digital especializado de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA).
En la actualidad, los países de acogida en Latinoamérica y el Caribe ya están desbordados en sus capacidades, y muchas comunidades saturadas. Por ello se ha creado el Plan Regional de Respuesta para Refugiados y Migrantes de Venezuela, que solicita 738 millones de dólares a la comunidad internacional con el propósito de brindar asistencia directa de emergencia (cubrir necesidades críticas en términos de alimentos y otros artículos, albergues, salud, nutrición, educación y asistencia legal) y protección para refugiados y migrantes (regularización de su estatus y documentación).
También el plan contempla como aspectos fundamentales la integración socioeconómica y cultural de esta población migrante (mejorar las oportunidades para que sean autosuficientes, apoyar el empleo formal y mejorar los medios de subsistencia, promover la cohesión social, la coexistencia pacífica, así como la prevención de la xenofobia y la discriminación), y fortalecer la capacidad del Gobierno de acogida (sistemas de registro y documentación, acceso a los servicios sociales y programas de protección social, y reforzar las capacidades institucionales), advirtió ReliefWeb.
El Alto Comisionado para los Refugiados, Filippo Grandi, comentó que las principales razones por las que los venezolanos están emigrando van desde el hambre, pasando por la violencia y hasta la falta de seguridad.
“Los patrones cambian pero en ACNUR (Agencia de la ONU para los Refugiados) creemos que (los venezolanos) tienen razones válidas para pedir protección internacional. La dimensión de la situación es tan grande que los estados de la región nos están pidiendo que demos un paso al frente”.
Por su parte, Eduardo Stein, representante especial para los Refugiados y Migrantes Venezolanos, señaló que “nos enfrentamos a un terremoto humanitario. Por eso el secretario general (de la ONU) creó una plataforma entre ACNUR y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)”.
Stein aseguró que “los venezolanos que conocí durante mis visitas hablaron del hambre, de la falta de acceso a cuidados médicos, de inseguridad, amenazas y temor. Son familias, mujeres solas, niños, jóvenes de ambos sexos, todos ellos en condiciones de extrema vulnerabilidad. La única opción que tuvieron fue irse del país, a veces debiendo caminar durante días, buscando una vida digna y la posibilidad de construir un futuro”, señaló en conferencia de prensa cuando anunciaron el plan de trabajo que coordinan junto con 95 organizaciones de 16 países de la región.
Un total de 375,174 venezolanos han pedido asilo entre 2014 al presente. El 2018 ha sido el año con más solicitudes (215.414). Mientras que otros 956.965 han obtenido estatus legal en los países de destino bajo otras figuras, de acuerdo con las normativas internas de cada país.
Crisis humanitaria
El Comité Internacional de Rescate (IRC, siglas en inglés) ubica a la nación sudamericana entre los 10 países que deben ser monitoreados durante el 2019, por el riesgo de sufrir las peores crisis humanitarias. La lista la encabezan: Yemen, República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Afganistán, Venezuela, República Centroafricana, Siria, Nigeria, Etiopía y Somalia, en ese orden.
Aunque ese grupo de naciones está experimentando conflictos internos, ya sea en grandes o pequeñas partes del país, el caso venezolano es la excepción, porque el colapso económico ha provocado un deterioro rápido de las condiciones de vida, solo equiparable a las ocurridas en zonas de conflicto.
De acuerdo con el análisis cuantitativo de IRC, Venezuela presenta riesgo humano (que el país experimente eventos impulsados por el hombre como inestabilidad política, conflicto armado o colapso económico) y natural (que la nación experimente eventos naturales como inundaciones, terremotos o tormentas), con un alto impacto humanitario: vulnerabilidad de su población ante la crisis, y falta de capacidad para respuesta.
“La crisis humanitaria en Venezuela empeora, con enfermedades que se propagan debido al colapso del sistema sanitario, y un número creciente de personas que enfrentan la inseguridad alimentaria debido a que no pueden alimentar a sus familias. La Organización Panamericana para la Salud (OPS) ha destacado la propagación de sarampión, difteria y malaria en particular, entre muchas otras enfermedades. Estos desafíos, junto con el aumento de la violencia y la criminalidad, significan que el éxodo de los venezolanos continuará hacia los países vecinos”, sentenció el informe.