Los días de los funcionarios de Protección Civil y Administración de Desastre transcurren entre emergencias. No importa la hora ni la fecha, la persona que ingresa al equipo de este cuerpo de prevención debe estar disponible las 24 horas para salvar vidas.
Héctor Vargas, director de Protección Civil Lara, comenta que se debe tener vocación de servicio para trabajar en la institución. Hay que tener conciencia de que se trata, en algunos casos, de arriesgar la vida para salvar la de otros.
“No todo el mundo tiene esa capacidad, mientras la gente está de vacaciones uno debe trabajar previniendo que no ocurra ningún hecho que ponga en peligro al ciudadano y si ocurre alguno, debemos auxiliar a los lesionados, lo que se necesita es vocación, muchas ganas de querer servir al prójimo”.
El pasado 13 de noviembre, cuando celebraron el 11 aniversario de haber pasado de Defensa Civil a Protección Civil y administración Desastre, no fue diferente: recibieron múltiples llamadas de auxilio. “Para nosotros hoy es un día como cualquiera, celebramos un día más, pero debemos estar pendiente ante cualquier llamado”, comenta Vargas.
Dice que han recibido 400 llamadas por accidentes de tránsito, la mayor causa de llamada. Explica que al recibir la alarma ya saben que lo más probable es que tendrán que auxiliar a lesionados por colisiones, rescatarlos si quedan atrapados dentro de vehículos, atender a motorizados politraumatizados tras caer al suelo.
Para eso cuenta con paramédicos y enfermeras. Agrega que los equipos de Protección Civil que salen a la calle deben estar preparados para estabilizar a un politraumatizado, heridos con desprendimiento o exposición de órganos vitales. “No podemos esperar a trasladar a un herido a un hospital para que sea atendido por un médico. Le brindamos la atención pre hospitalaria, lo estabilizamos y luego lo llevamos al centro médico más cercano, se le comunica al médico qué sufrió la persona y así éste tiene una visión más amplia de la gravedad. Eso permite una recuperación más rápida y eficaz”.
Cuando hay un accidente con múltiples heridos, el personal de Protección Civil debe establecer cuáles son las personas que presentan las lesiones más graves para atenderlos primero y clasificar los centros médicos a los cuales llevarlos. “A los más graves los llevamos a los hospitales de las ciudades más cercanas y a los que sufran heridas menores los trasladamos hasta los centros de diagnóstico integral o ambulatorios. Esa clasificación permite que las personas sean atendida con mayor, rapidez, que no colapsen los centros médicos y le ahorra recursos al Estado”.
Vargas aconsejó a los conductores no hablar por teléfono cuando conduzcan, la alternativa que dio es usar el manos libre. Recomendó también el uso del cinturón de seguridad y conducir a una velocidad moderada. Reconoció que el mal estado de las carreteras también causa diversas colisiones así como las fallas mecánicas.
Hizo un llamado a los motorizados para que usen cascos, jeans gruesos y camisas mangas largas o chaquetas que los protejan ante cualquier caída. “Los accidentes de motos son una de las causas de emergencia más frecuentes, los motorizados deben tomar sus previsiones”.
Vocación
Cada día el equipo de Protección Civil Lara vive una dramática historia, el objetivo de esta experiencia no es otro que auxiliar a algún ser viviente.
Robert Díaz, técnico de emergencia de ese cuerpo de prevención, cuenta que en una ocasión los llamaron del barrio Las Margaritas, en El Jebe. Les decían que una mujer estaba por parir. Eran la 1:00 de la mañana cuando salieron para la zona. La idea de que se trataba de una zona peligrosa se paseó varias veces por la mente de Díaz, pero no había tiempo que perder: debían auxiliar a la mujer. Cuando llegaron al barrio los malandros estaban alertados que un grupo de paramédicos entrarían al barrio para atender a una mujer. “Nos dijeron que no nos preocupáramos porque nada nos iba a pasar. Se avisaban de una esquina a otra, entre malandros, que no nos hicieran nada porque íbamos a atender una emergencia”.
“Cuando llegamos la mujer vivía en un rancho, sola con sus cuatro hijos, todos menores de cuatro años, pero el parto salió en el rancho”.
Fotos: Emanuele Sorge