Avión se precipita a tierra cerca del río Turbio ( Fotos)

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Un avión privado, segundos después de despegar del Aeropuerto Internacional Jacinto Lara de Barquisimeto, presentó una emergencia y terminó con un aterrizaje forzoso cerca del río Turbio, paralelo a la avenida Hermano Nectario María (La Ribereña), a la altura de la calle 48.
A eso de las 11:50 de la mañana de este miércoles, la aeronave modelo Piper (PA 28), siglas YV2261, color blanco con franjas verdes y amarillas, tomó vuelo al final de la pista de despegue de la terminal aérea local y cuando apenas ganaba altura se le presentó un imprevisto.
Elizabeth Rodríguez, presidenta del Aeropuerto, informó que el piloto, de nombre Rafael González, al percatarse de la emergencia, de inmediato se comunicó con la torre de control y notificó la incidencia.
“No pudo retornar a la pista y se vio en la imperiosa necesidad de planear hasta que logró aterrizar”, comentó.
Iba acompañado por una persona identificada como Juan González, dijo.
Agradeció a Dios porque tanto el piloto como el acompañante resultaron ilesos, lo cual les permitió salir del avión por sus propios medios, sin ningún inconveniente.
Sólo se contabilizaron daños materiales y el susto natural de los ocupantes de la nave por el aprieto que vivieron durante varios segundos, manifestó. Acotó que se dirigían hasta el aeropuerto Oscar Machado Zuloaga, ubicado en la ciudad de Charallave, estado Miranda.
Lamentó que el Aeropuerto Internacional Jacinto Lara se mantuvo cerrado mientras se atendía el accidente aéreo.
Explicó que por medidas de seguridad, la suspensión de vuelos obedeció a que todo el equipo de Bomberos Aeronáuticos se trasladó hasta el lugar para atender el suceso, y cuando este personal se mantiene fuera de las instalaciones del aeropuerto por situaciones como la presentada se activa ese protocolo de emergencia a beneficio de los usuarios. Precisó que cuatro vehículos de Bomberos Aeronáuticos tanto del Aeropuerto Internacional Jacinto Lara de Barquisimeto como de la Base Aérea Vicente Landaeta Gil, esta última de la Fuerza Aérea Venezolana, actuaron en conjunto.
Debieron sortear los terrenos irregulares y el pajonal de la zona para ingresar con los camiones al lugar y llegar hasta donde aterrizó el avión.
Elizabeth Rodríguez criticó que inescrupulosos, residentes en áreas cercanas al río Turbio y a la altura de la 48, como Titicare, El Garabatal, Santo Domingo y San Juan, parte baja, al observar el inusual descenso de la nave corrieron hasta esta y la rodearon al caer.
Sostuvo que la presencia de esas personas al principio interfirieron las labores de los expertos en siniestros aéreos, porque se les atravesaron en el camino y se resistían a retirarse del lugar en el entendido que se exponían al peligro.
Afirmó que el caso quedó a disposición de la Dirección General de Prevención e Investigaciones de Accidentes Aéreos, dirigido por la General Lorllis Ramos.
Puntualizó que durante las averiguaciones iniciadas este miércoles, y que tienen un período de duración de tres días, el piloto será interrogado a objeto de que las autoridades competentes conozcan mayores detalles de lo ocurrido y lleguen a su verdadera causa.

Estuvieron cerca de morir
El percance aéreo registrado en el avión modelo Piper (PA 28), siglas YV2261, estuvo cerca de convertirse en una tragedia. El elemento que pudo haber desatado la desgracia es una torre de alta tensión.
La nave, en su último intento de freno, quedó a unos cincuenta metros de distancia respecto a la estructura de hierro, la cual sostiene varias guayas de electricidad.
El personal que se activó en el plan de emergencia, tras realizar un reconocimiento en el área, temió que el avión chocara con esta torre y explotara en el acto, presumiendo que tanto el piloto como el acompañante habrían fallecido calcinados.
Cabe destacar que al momento el avión llevaba unos 450 litros de combustible (avgas100/130 octanos), el cual es muy volátil.
Debido a su aterrizaje forzoso presentó un derrame de combustible que controlaron los Bomberos Aeronáuticos con la utilización de agua y espuma.
El subteniente Erwin Díaz, 2do comandante de los Bomberos Aeronáuticos, determinó que afortunadamente la rápida acción de sus funcionarios evitó que el monomotor se incendiara.

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Fotos: Dedwison Álvarez

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