Una sonda de la NASA diseñada para excavar la superficie de Marte aterrizó en el Planeta Rojo el lunes, luego de una travesía de 482 millones de kilómetros (300 millones de millas) con una duración de seis meses, y un peligroso descenso a través de la atmósfera rosa.
Los controladores del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California, se levantaron de sus asientos y comenzaron a gritar, aplaudir y soltaron risas cuando recibieron la noticia.
“¡Aterrizaje confirmado!”, anunció un controlador.
Una fotografía enviada de la superficie de Marte tenía manchas por escombros en la cámara de la sonda, pero mostró una superficie plana con pocas sino es que ninguna roca, justo lo que los científicos esperaban. En las próximas horas y días llegarán mejores fotografías.
La sonda InSight, de tres patas y con un costo de 1.000 millones de dólares, llegó a la superficie después de desacelerar con la ayuda de un paracaídas y motores de frenado, dijo la agencia espacial. Las actualizaciones llegaban a través de señales de radio que tardaban más de ocho minutos en cruzar los casi 160 millones de kilómetros (100 millones de millas) de distancia entre Marte y la Tierra.
Fue el noveno intento de la NASA para aterrizar en Marte desde las pruebas de la sonda Viking en 1976. Todos, menos uno, de los aterrizajes anteriores de Estados Unidos fueron exitosos.
El último aterrizaje de la NASA en Marte fue en 2012 con la sonda Curiosity.
En museos, planetarios y bibliotecas a lo largo y ancho del país, así como en Times Square en Nueva York, se mostraron imágenes de la actividad dentro de la sala de mando del laboratorio de la NASA.
El plan para el descenso era que la sonda frenara abruptamente, pasando de 19.800 kilómetros por hora (12.300 millas por hora) a cero en seis minutos, mientras atravesaba la atmósfera marciana y se posaba sobre la superficie.
“Aterrizar en Marte es uno de los trabajos más difíciles que la gente tiene que hacer en la exploración planetaria”, señaló el principal científico de InSight, Bruce Banerdt. “Es algo tan difícil, es algo tan peligroso, que siempre existe la posibilidad más bien incómoda de que algo podría salir mal”.
Marte ha sido el cementerio de varias misiones espaciales.
Hasta ahora, la tasa de éxito de la Tierra en Marte es de 40%, contando todos los vuelos de reconocimiento, vuelos orbitales y aterrizajes que Estados Unidos, Rusia y otros países han intentado desde 1960.
Sin embargo, Estados Unidos ha logrado siete aterrizajes exitosos en Marte en las últimas cuatro décadas y, con sólo uno fallido, es un récord envidiable. Ningún otro país ha logrado montar y operar una nave espacial en la polvosa superficie roja.
InSight se dirigía a la planicie Eliseo, situada cerca del ecuador marciano.
La sonda estacionaria de 360 kilogramos (800 libras) utilizará su brazo robótico de 1,8 metros (6 pies) para colocar una barrenadora mecánica y un sismómetro en la superficie. La broca perforará 5 metros (16 pies) de profundidad para medir el calor interno del planeta, mientras que el sismómetro detectará posibles sismos.
Ninguna sonda ha excavado más que algunos centímetros en Marte y ningún sismómetro ha funcionado en el planeta.
Alemania está a cargo de la barrenadora de InSight, mientras que Francia se ocupa del sismómetro.
Al examinar el interior de Marte, los científicos esperan entender cómo se formaron los planetas rocosos de nuestro sistema solar hace 4.500 millones de años y por qué son tan distintos. Marte es frío y seco, Venus y Mercurio son muy calientes y la Tierra es viable para soportar vida.
Sin embargo, InSight no puede detectar vida. Ello quedará para futuras sondas, como la misión a Marte de la NASA en 2020, la cual recolectará rocas que eventualmente serán llevadas a la Tierra para analizarlas en busca de alguna evidencia de vida antigua.