En estos días falleció el creador de Hulk El Hombre Increíble y Spiderman El Hombre Araña. Se llamaba Stan Lee, genio del cómic. Sus creaciones incluyen Los 4 Fantásticos, Thor, Iron Man, La Bruja Escarlata quien a pesar de ser una mutante diabólica en traje rojo, debo aclarar que no está inspirada en algún personaje de la vida real venezolana contemporánea. Me baso en dos razones fundamentales. Apareció en 1964, cuando cualquier posible parecida estaba en pañales o en la lucha armada, la otra es que la vida real y los personajes del elenco que aparenta gobernarnos son una contradicción incurable. Esto no es un gobierno. Tal vez sea un cómic de villanos.
Pensándolo bien, tal vez Lee quien ya se acercaba a los noventa y seis años, pueda parecer sospechoso a nuestros revolucionarios, acaso secretos admiradores de la tira cómica mexicana Los Supersabios, no por el nombre, sino por gran nacionalismo latinoamericano. Lee no sólo hizo su servicio militar en el Ejército de los Estados Unidos, sino que a los veinte años debutó como guionista de una historieta del Capitán América y ya eso es como demasiado imperialismo.
Pero, honradamente, no deberían sentirse mal. Si es que inventando fantasías, ustedes no tienen nada que envidiarle al gringo ese creador de super héroes postizos cuya pelea interminable con el mal no es más que una burda imitación de la verdadera batalla histórica entre el bien y el mal que es la del socialismo contra el capitalismo, que como cualquiera sabe es el origen de todas las miserias que la humanidad ha padecido incluso desde antes de ser inventado ¿o no?
¿Qué va a decir este mentiroso gringo que hasta en dólares cobraba? Fantasías las que ustedes han creado desinteresadamente y, a lo sumo y con mucha pena, remunerados en Petros que de por sí es una prueba indiscutible de fe revolucionaria. Porque a ustedes les pagan en Petros ¿verdad? Ninguna fantasía de ese tipo es partida para las de ustedes. ¿Qué se compara con los veinte y pico planes para acabar con la delincuencia? ¿Y el bolívar fuerte y el soberano? ¿Y los gallineros verticales? ¿Y los cultivos organopónicos en la Avenida Bolívar? ¿Y la transformación de los niños de la calle en niños de la patria? ¿Y los cinco motores? ¿Y las zonas de paz? ¿Y el ALBA? ¿Y el Complejo Azucarero Ezequiel Zamora? Así nomás, de memoria, una mínima muestra de su creatividad.
Cero complejos. Orgullo. Nada como nuestros embusteros endógenos, soberanos y patrióticos.