La crisis económica, social y política nos ha llegado de la manera más vertiginosa y sorprendente de lo que nadie podía imaginarse. Hace tan sólo tres años, el país vivía una de las más legítimas expresiones de libertad al conquistar, de forma contundente, la mayoría parlamentaria en la Asamblea Nacional y esperaba con esperanza la reconstrucción del país.
Pero en estos 3 años hemos perdido tantas cosas que es difícil mencionarlas, desde libertades económicas básicas como un salario digno, libertad de elegir lo que consumes; pasando por la pérdida de las condiciones más elementales de salud y bienestar en nuestro sistema de hospitales, hasta las libertades civiles y políticas de elegir, manifestarse y expresarse públicamente.
La política, como espacio del debate de lo público, aquella que nos permite expresar nuestras diferencias en los asuntos de la vida de los ciudadanos, ha sido secuestrada desde el poder. Ya no se permite mostrar su desacuerdo con medidas como los controles de precios y de salarios, o la estrategia hiperinflacionaria, que tanto daño le han hecho a todos los venezolanos.
La Asamblea Nacional, como espacio de debate de los problemas más importantes de la sociedad, ha sido desconocida y reducida al más mínimo detalle en su funcionamiento. Esto ha permitido a Maduro y a su combo dirigir este desastre sin ningún tipo de control ni contrapeso político que impida que el exceso de poder perjudique a la mayoría de los venezolanos, que hoy en día nos encontramos por debajo del umbral de la pobreza.
La forma más pacífica y civilizada que ha conseguido la humanidad para resolver las diferencias, sobre todo en lo político, es la democracia. Es a través de elecciones libres, justas y trasparentes que podemos conseguir solución a los más grandes problemas de nuestra sociedad. Pobreza, inflación, desabastecimiento, falta de medicinas, falla generalizada de los servicios, y todo asunto público, se le puede conseguir solución a través de elecciones que permitan contrastar propuestas y permitir cambios de políticas que corrijan los errores cometidos.
Hoy, las elecciones como mecanismo de solución de diferencias no cumplen sus funciones en el país. El gobierno de Maduro ha secuestrado todos los mecanismos que permiten que la expresión de la mayoría oriente el debate público y, en su lugar, sólo impone sistemas que le permiten a él administrar al país como si fuera su propia hacienda.
Nosotros debemos luchar por rescatar a la Democracia como el mejor sistema dentro de la Política. Debemos reconquistar el poder del voto como forma de evaluar y corregir las acciones de políticas públicas. En los últimos años el gobierno ha escondido esta posibilidad, saboteando cualquier evento electoral, manipulando las condiciones, fechas, testigos, y cualquier detalle que atente contra la institución democrática del voto.
Por nuestro lado, la democracia es la única forma de hacer política, de participar para darle soluciones efectivas al país; ya que, el gobierno de Maduro se ha mostrado incapaz de solucionar la crisis más profunda que ha vivido el pueblo venezolano. La lucha es por un sistema democrático, justo, transparente, nos impulsa a seguir en la búsqueda de una solución para Venezuela.