Nicolás Maduro está propiciando unas elecciones municipales, en forma precipitada, para mediante la presión ejercida al electorado, lograr el noventa por ciento de los cargos a favor de su régimen.
Al formular tal declaración, el politólogo y docente universitario Wilfredo Páez Gallardo, señala que realmente la salida electoral es la vía más expedita para enfrentar una crisis política, como la que en este momento vive Venezuela.
Tal opción resultaría formidable si existiera un organismo electoral ceñido a la Constitución, independiente, autónomo y transparente. Pero, la principal objeción que se presenta al momento es que existe una Consejo Nacional Electoral que actúa, precipitadamente, cuando lo requiere el Ejecutivo Nacional y entonces procede a convocar cualquier proceso electoral.
Claro que se puede ir a unas elecciones, prosigue Páez Gallardo, pero no en una situación como la que estamos viviendo como consecuencia de las políticas erradas del régimen.
Y hay que resaltar que el 74 por ciento de la población está en contra de Maduro, quien tiene una deslegitimación de origen.
Ante este cuadro tan grave lo más indicado es que haya un proceso electoral para la presidencia de la República, ya que en la pasada consulta de hace menos de un año no fue constitucional y la votación fue ínfima.
Maduro está desesperado buscando unas elecciones municipales para llevar a cabo otro simulacro, que le permita ponerle la mano al noventa por ciento de los cargos, ya que no las tiene fácil a partir del próximo 10 de enero, cuando aspira tener un nuevo período presidencial.
Su desesperación se debe a que la comunidad internacional, mayoritariamente, no lo reconoce. Las presiones sobre su régimen se tornan cada día más firmes. Y no tiene capacidad de obtener nuevos endeudamientos, mientras la hiperinflación está pulverizando los escasos ingresos de la población.
Ante una crisis política, económica y social como la que sufrimos se presentan alternativas experimentadas en el mundo, como la confrontación, el diálogo y la negociación.
Ya los venezolanos sabemos lo que ha pasado con las convocatorias a diálogo, desde los días de Chávez cuando estuvieron en el país el secretario general de la OEA y representantes de varios países.
Una nueva confrontación puede traer más atraso, aparte de que la gente está preocupada cada día para conseguir alimentos y medicinas. Además, el liderazgo está desconectado con lo que la población necesita.
Entonces lo que se plantea es una negociación, en la que, primero, haya actores internacionales desvinculados del factor político del Gobierno y de la oposición. Segundo, que el Gobierno se comprometa ante organizaciones internacional en fijar unas elecciones presidenciales en menos de un año. Y tercero, que las fuerzas políticas nombren un liderazgo, que no sea pro partido, sino que represente al país; es decir, universidades, gremios, iglesias y organizaciones de la sociedad civil.
La experiencia mundial dice que las negociaciones deben ser secretas. Los actores del Gobierno tienen que ser personas con autonomía y se deben respetar los acuerdos, porque hasta ahora eso no se ha logrado, manifestó Páez Gallardo. De no haber negociación, esta crisis va a terminar devastando lo que queda de país.