En los últimos años, en medio de la profunda escasez de medicamentos que se vive en Venezuela y la ignorancia generalizada, el VIH se ha extendido rápidamente por todo el delta del Orinoco y ha matado a indígenas que viven en asentamientos a lo largo de los canales que serpentean a través de los pantanos y bosques de este paisaje.
La ONG señala indígena que el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) ha cobrado la vida de varios waraos. En 2017, según datos oficiales, murieron siete indígenas de esta etnia en Delta Amacuro por la falta de tratamiento. No hay data oficial correspondiente a 2018.
El Observatorio indígena asegura que no solo las epidemias de malaria, sarampión y VIH se instalaron en las comunidades, sino también las enfermedades respiratorias, la tuberculosis (enfermedad oportunista que aparece por el virus de inmunodeficiencia humana), los cuadros diarreicos y la desnutrición.