Alarmante para la convivencia y la paz ciudadana resultan los actos inmorales al margen de las sanas y buenas costumbres que protagonizan grupos de desadaptados en el Paseo Juan Guillermo Iribarren durante cuatro días consecutivos de la semana.
El caso, reseñado por diversos medios de comunicación desde el año 2010, cada vez empeora más en detrimento de las familias que habitan en los alrededores de este espacio público.
Desde el miércoles hasta el domingo durante todo el año, a partir de las 7:00 de la noche y hasta el amanecer el paseo es tomado para la ingesta de bebidas alcohólicas, consumo de sustancias aparentemente con contenido de drogas, para colocar música a decibeles insoportables, hacer necesidades al aire libre y actos carnales en plena vía pública.
Daniel Calderón, Deisy Perdomo, Delia de Calderón, Víctor Pawlik, María Nelo Mendoza, Janusz Pawlik, Mireya Rodríguez, Estela de Jiménez, Héctor Morillo, Virginia Ramones y Carlos Giménez, parte de los vecinos de la zona, denunciaron que no están dispuestos a seguir soportando más desórdenes en el lugar.
Dijeron que viven atemorizados porque los sujetos que frecuentan el paseo ahora introdujeron otro elemento perturbador que pone en peligro sus existencias.
Se trata de tiroteos que desatan principalmente en horas de la madrugada cuando están en estado de ebriedad y bajo los supuestos efectos de otras sustancias, cuyos proyectiles constituyen una amenaza de muerte para los habitantes de las urbanizaciones cercanas.
Indicaron que por esta situación apenas logran dormir dos días a la semana, lunes y martes, ya que desde el miércoles los irrespetuosos de la ley se adueñan de esos espacios creados para la recreación de la familia y no para el bochinche y la delincuencia.
Lo peor de todo, manifestaron, es la poca colaboración en torno al problema prestado por parte de la Alcaldía de Iribarren, porque en lugar de impedir que ocurran estos actos bochornosos, por el contrario, envió una comisión de la Policía Municipal al paseo y quitaron unas vallas con orientaciones de convivencia ciudadana colocados por el consejo comunal del este a petición de las familias.
Asimismo, la misma Policía Municipal arrancó dos pendones con similares mensajes puestos en el referido espacio por los vecinos.
Expusieron que por nada se justifica la ausencia de la Policía Municipal, Policía Regional y Guardia Nacional Bolivariana en el Paseo Juan Guillermo Iribarren, mientras esta plaza queda a merced de inescrupulosos los fines de semana, y llena de una reguera de botellas y basura.
Quiebran luminarias
Lamentaron que los inconscientes suben los vehículos sobre la escasa grama que queda y hacen patinar los cauchos sobre la misma, causándole destrozos, tomando en cuenta el poco mantenimiento que reciben estas áreas.
Igualmente se han dado a la tarea de quebrar las luminarias para esconder sus actos bajo la oscuridad.
Puntualizaron que la pasada semana sostuvieron una reunión con la prefecta Mileyba Galavís en la cual le solicitaron presencia policial en el lugar, pero la respuesta fue que existe escasez de patrullas.
Por último, le hicieron un llamado al gobernador Henri Falcón y a la alcaldesa Amalia Sáez a fin de que presten atención a este clamor colectivo.
Ni las ambulancias pasan
Otro aspecto crítico creado por los grupos que toman el paseo es la perturbación con la música a todo volumen para los pacientes recluidos en una clínica situada a una cuadra del sitio.
Además, precisaron, ninguna ambulancia puede pasar por las vías del mencionado paseo porque quienes se adueñan del mismo atraviesan los carros en plena calle, imposibilitando el libre tránsito.
Las familias que antes acudían con sus hijos al Paseo Juan Guillermo Iribarren para apreciar lo sublime de la fuente, cuyo movimiento del agua alternaba como música clásica, dejaron de hacerlo, primero por lo antes expuestos, y segundo ya la fuente no funciona.
Fotos: Richard Alexander Lameda