#Opiniòn: Dados cargados (y II) por: Manuel Salvador Ramos

“Un pánico completo se apoderó de Caracas en medio de este colapso general. Nadie sabía qué hacer y se desafiaba la autoridad de Bolívar (…..) Lentamente las tropas enemigas marchaban sobre Caracas, pero tan grande era el desaliento de la gente que no se intentaba nada para impedir el avance del enemigo.
“El 6 de julio, Bolívar decidió evacuar Caracas y retirarse hacia el este de Venezuela. Fueron con él veinte mil personas. Cuatro mil habitantes que preferían esperar la muerte en sus propias casas, quedaron en la ciudad.
“Los que pudieron, huyeron para salvarse. Una caravana de miseria vagaba detrás de Bolívar. Casi desprovistos de provisiones, faltándoles caballos y mulas, solo con la esperanza de salvar sus vidas, mujeres, ancianos y niños avanzaban con dificultad a lo largo de los senderos de la costa. Los que seguían a Bolívar eran en su mayoría miembros de la aristocracia criolla, no acostumbrados a marchar a pie ni siquiera a la iglesia. Ahora debían caminar a través de ciénagas y de ríos caudalosos, pues estaban en la estación lluviosa. Eran atacados por mosquitos y consumidos por fiebres. Barcelona, su objetivo, estaba a casi cuatrocientos kilómetros de distancia. Así la cabalgata trajinó veinte días. Era un peregrinaje de desesperación. Mariño les había asegurado que el Este les ayudaría y por esa razón se dirigieron en esa dirección
“Pero al llegar a Barcelona, Bolívar encontró que las cosas eran materialmente peores. El pueblo se había hecho rebelde; las provisiones se habían acabado, y las arcas estaban vacías. Aunque Bolívar había reunido rápidamente tantos hombres como pudo, éstos, unidos a los que había traído desde Caracas, apenas alcanzaban dos mil quinientos. Mientras tanto Boves había enviado la mayor parte de su ejército hacia el Este y dejado el mando en manos de su representante Morales.
“El encuentro que siguió entre las fuerzas combatientes de Morales y el pequeño ejército republicano ocurrió sólo cinco días después de la entrada de Bolívar en Barcelona. Pero Bolívar no pudo controlar el plan de batalla, y esto era síntoma de la anarquía que existía en el campo patriota. La catástrofe se precipitó por la superioridad numérica de los españoles. Esta batalla, en Aragua, fue una de las más sangrientas de toda la guerra y, como siempre, también se vio envuelta la población civil. Casi cuatro mil hombres murieron en este combate. Morales se vio forzado, por la putrefacción de los cadáveres, a abandonar Aragua al día siguiente. Con esta derrota quedó sellada la suerte del Este, y esta región, también, fue perdida para la causa de la libertad. La bandera negra con una calavera, dada a sus tropas por Boves, flameaba sobre la tricolor bandera de Venezuela.
(….)
“Dejaba su país en ruinas. Con su natural claridad de pensamiento, Bolívar podía percibir que Venezuela misma había impedido su propia independencia. Aquellos que, con Ribas y Piar, atribuían la caída de la Segunda república a fallas humanas, estaban en un trágico error, y muy pronto el país comprendería su equivocación….”
Quiero disculparme ante los lectores, pero insistir en relatos y especulaciones sobre fallas trucos e ilegalidades, es ya un ejercicio estéril. Prefiero rescatar mi oficio como profesor de historia, y dejarles, para la reflexión, este trozo del libro “Simón Bolívar” de Gerhard Masur.