El presidente surcoreano Moon Jae-in informó el jueves que el líder de la vecina Corea del Norte, Kim Jong Un, le dijo durante su reciente cumbre de tres días que él quiere una segunda cumbre con el presidente estadounidense Donald Trump tan pronto como sea posible. Agregó que Kim también deseas que el secretario de Estado de Estados Unidos viaje a Pyongyang para sostener negociaciones nucleares.
El mandatario hizo las revelaciones durante una conferencia de prensa luego de regresar a Seúl procedente de Pyongyang, donde se reunió con el líder norcoreano. Moon dijo que llevará un mensaje privado de Kim para Trump cuando él se reúna con el presidente estadounidense en Nueva York la semana entrante en el marco de una reunión de Naciones Unidas.
El presidente surcoreano agregó que también le transmitirá a Trump su deseo y el de Kim de concretar una declaración que declare el cese de hostilidades de la Guerra de Corea para fines de este año. La guerra de 1950 a 1953 está técnicamente activa pues terminó con un cese del fuego, no con un tratado de paz. Tal declaración sería el primer paso hacia un tratado formal de paz, pero a Estados Unidos le preocupa que pueda resultar en que Kim presione a Estados Unidos para que retire sus tropas de Corea del Sur.
Horas antes de la rueda de prensa, los líderes de ambas Coreas acudieron a la cumbre de un volcán considerado sagrado en Corea del Norte y que es pieza central en la propaganda usada para dar legitimidad a la familia gobernante norcoreana. Estrecharon y alzaron sus manos en señal de triunfo. Fue el momento con el que culminaron simbólicamente su cumbre de tres días.
La imagen de los dos gobernantes sonriendo en lo alto de la montaña en la frontera de Corea del Norte y China, con un lago en el cráter al fondo, seguramente resonará en ambas Coreas. Siguió a una jornada de acuerdos amplios que tanto el presidente de Corea del Sur como el líder norcoreano elogiaron como pasos importantes hacia la paz.
Sin embargo, el pacto principal sobre el punto que más preocupa al mundo -la insistencia norcoreana de desarrollar misiles con ojivas nucleares que puedan hacer impacto en suelo continental de Estados Unidos- contuvo una condición importante: Kim Jong Un dejó claro que desmantelará permanentemente la principal instalación nuclear de Corea del Norte solo si Estados Unidos adopta medidas equivalentes que no especificó.
Moon partió a Corea del Sur el jueves poco después. El miércoles, ambos líderes anunciaron un programa ambicioso que se supone que aliviará las tensiones que crecieron el año pasado y que hicieron a muchos temer que el Norte estaba ensayando varias armas cada vez más poderosas. Comparado con los textos vagos de sus dos cumbres anteriores, Kim y Moon parecieron dar pasos más concretos esta vez.
Kim prometió aceptar inspectores internacionales para monitorear el cierre de un sitio clave de pruebas y lanzamiento de misiles, así como visitar Seúl pronto. Ambos se comprometieron también a trabajar juntos para organizar los Juegos Olímpicos de 2032.
Sin embargo, aunque el documento conjunto contuvo varias ofertas tentadoras, pareció carecer de los grandes gestos reclamados por muchos en Washington, como el compromiso de Kim de dar una lista de las instalaciones nucleares norcoreanas, un calendario sólido para cerrarlas o un pacto para que los inspectores internacionales evalúen el progreso o descubran violaciones. Tampoco quedó claro qué si “medidas correspondientes” deberá adoptar Estados Unidos antes de que Corea del Norte desmantele su instalación nuclear.