El presidente Donald Trump apoyó a su nominado para la Corte Suprema, Brett Kavanaugh, frente a las acusaciones de agresión sexual mientras la Casa Blanca camina en la cuerda floja al atender las acusaciones que revivieron los recuerdos de los propios momentos MeToo ( YoTambién) del presidente. Una y otra vez, Trump ha defendido a poderosos hombres de las acusaciones de mujeres.
El presidente descartó cualquier idea de que se retiraría la nominación de Kavanaugh al decir que era una «pregunta ridícula» mientras acusaba a los demócratas de jugar a la política al no centrarse en la acusación contra el juez hasta días antes de que la Comisión de Asuntos Jurídicos del Senado estuviera a punto de votar su nominación.
«Tiene intelecto sobresaliente. Un juez sobresaliente. Respetado por todos. Ni siquiera una pequeña mancha en su récord», dijo Trump a la prensa el lunes.
Sin embargo, la defensa fue hasta cierto punto mesurada. Aceptó la posibilidad de «un pequeño retraso» en el proceso de ratificación del Senado para abordar la escandalosa acusación de que Kavanaugh agredió sexualmente a una mujer en una fiesta de secundaria hace más de 30 años.
La nominación de Kavanaugh parecía ir por buen camino hasta que Christine Blasey Ford, una profesora de psicología en la Universidad de California, dijo el domingo que Kavanaugh la agredió sexualmente en la fiesta a principios de la década de 1980. Kavanaugh niega la acusación.