Desde hace mucho tiempo los estudiantes chino-estadounidenses han tenido excelente rendimiento académico pero igual son rechazados por las más prestigiosas universidades del país. Sus padres se han quejado de un sistema que le da oportunidades a estudiantes negros e hispanos, pero no a los asiáticos.
«Cada año cientos de padres chino-estadounidenses se ven angustiados», declara Lee Cheng, abogado de propiedad intelectual que está tratando de poner fin a los programas discriminatorios. «Recuerdo la desilusión que sentían algunos de mis amigos, que eran hijos de inmigrantes asiáticos pobres».
Parecería una pugna por el ingreso a academias exclusivas de la ciudad de Nueva York, o alguna demanda contra una universidad prestigiosa como Harvard, por su política de dar igualdad de oportunidades a todas las razas.
Pero la controversia se está dando al otro extremo del país y data de hace tres décadas, lo que demuestra cómo ha perdurado un tema en que los asiáticos estadounidenses han desempeñado un papel protagónico aunque algunos de ellos se sienten excluidos.
En los años ochenta, la escuela secundaria Lowell High School xde San Francisco exigió que los candidatos chinos tengan resultados mejores que los blancos, los negros e incluso que los demás asiáticos, para poder ser admitidos, como parte de un programa que buscaba diversificar las escuelas.
Cheng, quien es graduado de Lowell, no podía creer que eso era legal, pero cuando le pidió ayuda a los grupos defensores de los derechos de los asiáticos-estadounidenses, le dijeron que no podían hacer nada al respecto.
«Estas organizaciones, que básicamente eran las organizaciones paralelas a la NAACP y los demás grupos de derechos civiles, dijeron ‘No vemos ningún problema aquí'», dijo Cheng.
Así es que Cheng creó una fundación y presentó una demanda.
Los programas para darle igualdad de oportunidades a las razas menos prósperas en Estados Unidos han sido un punto de discordia entre la comunidad asiática.
Hoy en día, muchos opositores están viendo la posibilidad de un cambio gracias a que la Casa Blanca actual es hostil a la idea de considerar la raza de una persona al momento de considerar su aplicación a una escuela.