La primera rebelión protagonizada por el pueblo venezolano en el siglo 21 fue ocasionada el Presidente de la República, Nicolás Maduro, al haberse alejado de la gestión democrática.
Así lo resalta el Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea) en su informe anual 2017, que presenta hoy sábado en Barquisimeto.
Desde 1989, cuando comenzó Provea a establecer los indicadores sobre violación de los Derechos Humanos, fue 2017 el año más terrible, subraya David Smilde, profesor de sociología de la Universidad de Tulane, Estados Unidos, asociado a la Oficina de Washington para América Latina (WOLA), organización no gubernamental de DD.HH.
“Luego de perder por un margen de dos millones de votos las elecciones parlamentarias de 2015, el gobierno tomó la decisión de no convocar más procesos electorales hasta que consiguiera la fórmula para obtener resultados favorables a pesar de no contar con el respaldo mayoritario de la población”, dice el informe.
“Los dos hitos fueron la aprobación de un estado de excepción y emergencia económica en marzo de 2016, y luego la suspensión de los eventos electorales pendientes, en octubre de ese mismo año. Previamente se había renovado, de manera irregular, a los jueces de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), lo que permitió darles apariencia legal a las decisiones arbitrarias.
La ruptura del hilo constitucionl, aunada a la crítica situación económica, generó un ciclo de protestas entre abril y julio de 2017, por su cantidad y extensión las más importantes realizadas en Venezuela desde la gestión bolivariana”.
El derecho a la vida es el más vulnerado en Venezuela
En Venezuela no hay un conflicto armado, ni una guerra, pero hay tantas víctimas como si lo hubiera.
Esta afirmación del Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea), se corresponde al balance que hace en su informe anual en el cual se analizan la emergencia humanitaria compleja, la violencia institucional y la inseguridad que “han convertido el derecho a la vida en el derecho más violentado”.
En ese sentido se refiere a “personas cuya salud se deteriora irreversiblemente por hambre y falta de medicamentos, por no recibir atención médica oportuna y adecuada, por la violencia institucional bajo la modalidad de ejecuciones policiales o militares, así como por el uso excesivo de la fuerza y muerte por la acción de la delincuencia”.
El informe señala que la población venezolana continuó viviendo el deterioro de su calidad de vida; pero, a su vez, fue protagonista de la primera rebelión popular del siglo 21. La respuesta de Nicolás Maduro fue asumir una actitud indolente ante el sufrimiento, ordenar a sus fuerzas militares y policiales recurrir al uso excesivo de la fuerza en la protesta social, afianzar su dictadura imponiendo por vía fraudulenta una ANC que por la vía de los hechos desconoce la Constitución de Venezuela de 1999.
En este contexto, un nuevo fenómeno se consolidó en el último semestre del año: la emigración de venezolanos y venezolanas, principalmente hacia los países vecinos Colombia y Brasil, pero con destinos variados en otros países del continente.
Provea indica que se acentuó lo que ya hacía dos años venía advirtiendo: que con el gobierno de Maduro se vivía una situación de exclusión en lo social y exclusión en lo político,afianzando las desigualdades, aumentando la discriminación y reduciendo a su mínima expresión el derecho a la participación en los asuntos públicos.
La “no violencia” caracterizó la rebelión popular
Más de 9.200 protestas se registraron entre el primero de abril y el 30 de julio de 2017, según cifras dadas a conocer por los representantes del Estado venezolano en las audiencias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en Montevideo, en octubre del año pasado.
Esa cifra arroja un promedio de 77 manifestaciones por día, señala el informe anual sobre Derechos Humanos que tiene Provea.
El Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos expresa que la rebelión popular del año pasado fue un movimiento masivo y extendido de protesta que usó la “no violencia” como estrategia fundamental.
Tuvo un liderazgo compartido entre la gente y actores ´políticos, principalmente de la Mesa de la Unidad Democrática. Y es de destacar el uso de la cultura digital. Frente a la hegemonía comunicacional y la censura, la indignación de las multitudes construyó sus propios canales de información.
Maduro respondió a la protesta social con saña represiva, utilizando cuerpos policiales, fuerzas armadas y grupos paramilitares. De acuerdo al monitoreo realizado por Provea, 139 personas fallecieron en el contexto de las protestas y 3.802 resultaron heridas. Periodistas de investigación estiman que 83 asesinatos fueron cometidos por agentes estatales.