Lacras sociales puede definirse en el argot popular, como “personajes que cohabitan en derredor nuestro, que son azotes comunitarios” Es decir, no trabajan ni estudian, molestan a todos y no les importa ningún llamado de atención en el medio donde viven. Causan rechazo por su mal comportamiento y son expertos en hacer mal las cosas.
Les cuento. Hace algún tiempo me tocó hacer una larga cola en un establecimiento comercial para comprar alimentos. Esto se ha vuelto una lamentable necesidad en nuestro país Venezuela. Resulta, que detrás de mi había un hombre mayor, profesante del cristianismo en una animada conversación con otra dama y este servidor tenía rato escuchando. La verdad, había decidido no intervenir por cuanto el tema, pese a que trataba del Evangelio, el enfoque no me “cuadraba”. Preferí entonces guardar silencio y quedarme tranquilo. Pero, al escuchar que se refería a unos jóvenes vecinos a su iglesia a los cuales llamó “lacras sociales” tuve que intervenir y muy sutilmente le hice ver el error en el cual podemos caer profesos cristianos cuando calificamos y nos atrevemos a juzgar a otros por cuanto Jesús fue muy claro cuando dijo que EL no venía a juzgar sino a salvar.
Hoy, probablemente yo esté escribiendo para alguien que tiene familiares de dudosa reputación entre sus ancestros. Que han cometido y vivido en errores y hasta han purgado cárcel en algún momento de su vida. Es , que alguien tenga un familiar que mal pone su apellido en la sociedad y que le causa vergüenza que se lo recuerden o la asocien con él. Pues déjeme decirle que Jesús también los tenía. Por ello, debemos decir, que las genealogías en la Biblia no están allí como un elemento literario o de adorno biográfico. Sobre todo la genealogía de nuestro Señor Jesucristo. Están allí, para enseñarnos lecciones espirituales extraordinarias.
Cuando revisamos el árbol genealógico de Jesús encontramos personajes como Jacob el engañador, en complicidad con su madre engaño a su hermano para quitarle la primogenitura, a Tamar la nuera de Judá, que se disfrazó de ramera engañó y se acostó con su suegro y tuvo mellizos con él. David, el asesino, mentiroso y adúltero es parte de la genealogía de Jesús. Y a ello debemos agregar la prostituta Rahab. Si meditamos en esto, encontramos una interesante lista de “lacras” en la línea familiar de nuestro Señor Jesucristo y sin embargo, en nada afecta la misión y el objetivo de su existencia. Lo cual nos enseña que las personas así pueden ser instrumento de Dios para Salavación.
Esto nos indica claramente que hay esperanza para todo ser humano sea como sea. Para cada uno de nosotros. Que la genealogía de Jesús es una muestra vívida de ello. “Desde que Jesús vino a morar con nosotros, sabemos que Dios conoce nuestras pruebas y simpatiza con nuestros pesares. Cada hijo e hija de Adán puede comprender que nuestro Creador es el amigo de los pecadores. Porque en toda doctrina de gracia, toda promesa de gozo, todo acto de amor, toda atracción divina presentada en la vida del Salvador en la tierra, vemos a «Dios con nosotros» Libro. El Deseado de todas las Gentes. Elena de White. ¡Hasta la semana que viene por la web Dios mediante!
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