Paraguay expresó el lunes su molestia con el embajador del Reino Unido, quien en un mensaje de Twitter emitió una opinión sobre la liberación de campesinos acusados de matar a policías en 2012.
La frase de Matthew Hedges que disgustó al gobierno paraguayo decía «Qué linda la sonrisa de la libertad» y apareció en su cuenta de la red social al pie de una fotografía de uno de los labriegos liberados.
«Al embajador de Gran Bretaña hemos convocado manifestándole nuestra incomodidad por sus declaraciones sobre el caso Curuguaty en su Twitter», reaccionó el canciller de Paraguay, Eladio Loizaga, en conferencia de prensa.
En respuesta, Hedges dijo ante periodistas que no fue su intención causar ninguna molestia y que «sólo reconoció un momento humano» tras las resolución de la Corte Suprema de Justicia, que ordenó la liberación de los campesinos.
El británico agregó que le sorprendieron los comentarios del gobierno paraguayo y que continuaría con su «postura» de comunicarse directamente con la gente porque así es «la diplomacia moderna».
Hedges también llamó la atención semanas atrás cuando acudió a una plaza pública de Asunción para participar en un acto organizado por la comunidad gay, lesbi, trans e intersexual reclamando al gobierno paraguayo el reconocimiento y respeto a la diversidad sexual.
El caso al que aludió Hedges se remonta al 15 de junio de 2012, cuando hubo una confusa balacera entre unos 420 policías y 79 campesinos –incluyendo mujeres, ancianos y niños– en el interior de una finca denominada Marina Cué, a las afueras del pueblo Curuguaty, 290 kilómetros al noreste de Asunción. En la refriega murieron 11 campesinos y seis policías.
Los labriegos ocuparon el terreno de 2.000 hectáreas, donadas al Estado en 1967 por un terrateniente para la instalación de un cuartel de la armada, para asentarse ahí. La fiscalía sólo investigó la muerte de los policías y no la de los trabajadores rurales sin dar explicaciones. Por el caso unos 12 campesinos fueron acusados y condenados por asociación criminal, invasión de terreno ajeno y homicidio doloso en grado de tentativa.
La controversia durante el juicio surgió debido a que la fiscalía acusó directamente a los labriegos del fallecimiento de los policías sin especificar quien mató a quien y tampoco presentó el arma homicida. La sala penal de la Corte Suprema finalmente anuló la sentencia hace unos días y resolvió la absolución de los labriegos al no haber pruebas físicas concretas.
A raíz del agitado ambiente político generado por la balacera, el entonces presidente Fernando Lugo fue destituido en juicio político realizado por el Senado y le sustituyó hasta agosto de 2013 su vicepresidente Federico Franco.