Los zimbabuenses votaban el lunes en sus primeros comicios sin el expresidente Robert Mugabe en la boleta. Si se desarrollan sin problemas, las elecciones podrían llevar legitimidad e inversiones internacionales al país, pero lo contrario generaría más estancamiento.
Alrededor de 5,5 millones de personas estaban registradas para votar en las elecciones presidenciales en esta nación del sur de África ansiosa de cambios tras años de parálisis económica y de casi cuatro décadas de gobierno de Mugabe, de 94 años.
Docenas de personas esperaban en fila en el exterior de muchos centros de votación en la capital, Harare.
«Quiero hacer esto y seguir con mis asuntos. No voy a dejar nada al azar. Esto es mi futuro», dijo Emerina Akenda, quien votó por primera vez.
Miles de observadores se desplegaron por todo el país para monitorear un proceso que según la oposición es parcial, pese a las garantías de la comisión electoral de que será creíble.
Los dos principales aspirantes son el actual presidente, Emmerson Mnangagwa, de 75 años, que era vicepresidente con Mugabe y lo sucedió el año pasado tras la renuncia del mandatario bajo presión militar; y Nelson Chamisa, un abogado y pastor de 40 años que se convirtió en el líder del principal partido de la oposición hace apenas unos meses tras el deceso de su predecesor, Morgan Tsvangirai.
Mugabe dijo el domingo que Chamisa era el único candidato viable y rechazó a Mnangagwa y al partido gobernante alegando que «No puedo votar por los que me han atormentado».
Chamisa fue recibido con pitos y ovaciones en un centro de votación a las afueras de Harare. El aspirante dijo que «Es un gran momento para Zimbabue» y señaló que esperaba que los comicios fuesen justos en las zonas rurales, donde está la mayoría de los votantes y que suelen ser un feudo del partido en el poder.
Por su parte, Mnangagwa instó en un tuit a la población a mantener la paz: «Somos un único pueblo, con un sueño y un destino. Nos hundiremos o nadaremos juntos». Tras depositar su boleta, el president hizo una llamado para una jornada tranquila y respondió a las palabras de Mugabe diciendo: «Es un ciudadano (…) Puede hablar conmigo en cualquier momento».
En los comicios participan un record de más de 20 candidatos presidenciales y casi 130 formaciones políticas. Si ninguno de los aspirantes logra el 50% de los votos, habrá un balotaje el próximo 8 de septiembre.
«Este es un momento crítico en la historia democrática en Zimbabue», dijo Ellen Johnson Sirleaf, expresidenta de Liberia y líder de una de las misiones de observadores internacionales.
«Las elecciones de hoy brindan una oportunidad de romper con el pasado», agregó Sirleaf en un centro de votación en una escuela de Harare. «Las filas y el entusiasmo de los votantes que estamos viendo esta mañana debe equipararse con un conteo preciso y su elección debe respetarse».
En el pasado, los comicios estuvieron marcados por la violencia, la intimidación y las irregularidades pero Mnangagwa, que en su día fungió como brazo ejecutor de Mugabe y dice que ahora representa el cambio, prometió que estos serán libres y justos.
La presencia de observadores electorales occidentales por primera vez en años es un indicador de un ambiente político más libre, aunque hay preocupaciones sobre el sesgo de los medios estatales hacia el partido gobernante, además de falta de transparencia en la impresión de boletas.
Observadores de la Unión Europea fueron vistos chequeando el proceso de votación en un centro en la capital. Otros de la Unión Africada asistieron a la apertura de las urnas en otros lugares.
Pese a ser feriado, algunas oficinas gubernamentales abrieron para que quienes perdieron sus tarjetas de identificación pudiesen obtener una nueva y votar.
«Necesitamos un cambio porque hemos sufrido mucho», dijo Mable Mafaro, de 65 años, mientras votaba en Harare. «Hemos sufrido mucho. Eso es todo».