Capitalismo Lunar
La prédica del gobierno arrecia, en esta nueva etapa electoral, con un tema trillado, como lo es el del Estado Comunal. En cualquier sociedad normal, civilizada, democrática, y en la cual las instituciones funcionen de manera independiente, separadamente y respetando la Ley, y no como meros apéndices de lo que emerja del forro del intestino del Caudillo-Estado-Partido, debería ser esta propuesta del Estado Comunal, habiendo sido rechazada ya por los venezolanos en el referéndum constitucional de 2007, un asunto cerrado, un debate zanjado, pero no, no es así.
Para Chávez, la participación “popular y protagónica” es y será buena, como objetivo y motivación, si y solo si se acomoda pasivamente a sus dictados y efluvios ideológicos, y sobre todo, si lo asume a él como máxima y única instancia autorizada para entregarles, en trance magnánimo, recursos y dinero, y si excluye, de su “pueblo” en Asamblea, a quienes no quieran ponerse franela roja ni incorporarse en su floreciente secta político-religiosa-revolucionaria.
Esa participación como supuesta bandera del oficialismo, ha servido paradójicamente, o bien para consolidar ciertamente una base poblacional que se alimenta, de diversas y complejas formas y maneras, de esa “rebatiña” demagógico-petrolera con sus toques de amedrentamiento de Estado, o bien para segregar, excluir, perseguir y burlarse de aquellos sectores críticos, disidentes, opositores, o en todo caso no identificados con el imaginario universo idolátrico-utilitario de la “revolución”, que obviamente, no pueden (o no quieren) participar en dichas iniciativas.
El aspirante a Vitalicio ha concentrado para si, competencias, recursos, atribuciones, mientras asfixia financieramente a las instancias locales y regionales de gobierno, y a todo aquello que huela a autonomía, o a descentralización.
Hace casi exactamente dos años, en este mismo espacio de opinión, escribíamos lo siguiente: “El problema se presenta, tristemente, con una gestión oficial que legislando para promover el sistema microfinanciero, cooperativo, comunal, endógeno, no ha logrado revertir la situación de pobreza de grandes grupos sociales, ni atendido emprendimientos populares, ni atacado índices de inflación dantescos, y ha impulsado paralelamente, un cerco, un aniquilamiento calculado y quirúrgico, vía expropiaciones, tributos, inspecciones, regulaciones, ocupaciones y confiscaciones, de la empresa privada en el país. Se pretende imponer lo comunal como nuevo modelo de organización social y económica, sin entender nuestra realidad histórica, cultural y geográfica, y a costa de la destrucción del sistema empresarial vigente. El trueque emerge así, como una inútil ocurrencia exótica, de una gestión fértil en ideas anacrónicas, incapaz de afrontar el nuevo escenario global y competitivo de la hora actual”. (“Lo comunal como imposición”, Diario El Impulso, 25-11-2010).
La triste vigencia de esas líneas, nos demuestran que el delirio también puede ser una forma patética de reincidencia, y el fracaso, no una oportunidad para el aprendizaje, sino una vocación permanente en la acción.
Mientras Aristóbuloentona un aguinaldo con la letra “desbarataremos gobernaciones y Alcaldías para crear el Nuevo Estado Comunal” y sus colegas aspirantes le hacen coro en obediente armonía roja, el ex Ministro Tareck El Aissami bate su cabello engominado para decir que “si algo hizo daño a Venezuela fue el proceso de descentralización (…), que desmembró al país porque no hubo un núcleo de poder” (El Nacional, 04-11-2012).
Al Presidente Chávez no le interesa la eficiencia, o esa exquisitez abstracta del desarrollo local o regional; le interesa el control y el silencio. Le importa un bledo la participación, pero si la adulancia lisonjera. Por eso el mensaje de los candidatos a gobernador de la disidencia democrática debe apuntar a la movilización de la población a votar este 16 de Diciembre, no sólo para defender a las Gobernaciones como figuras burocráticas o cuotas de poder político-administrativo, sino como espacios para ejercer la resistencia democrática al intento de imponer un modelo comunista o colectivista en el país, y para defender el modelo de Estado Republicano consagrado en la Constitución Nacional, garante del espacio de las regiones y estados como ámbitos históricos para concretar gestiones que eleven la calidad de vida de la gente.
Aunque no les importe, ni les interese a ellos, que pisotean o aplican a conveniencia la Carta Magna, hay que repetirlo una y otra vez: Estado Comunal…inconstitucional.
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@alexeiguerra