Desde las minas de cobre de Zambia hasta las calles de Caracas o Atenas, pasando por el desierto libio, el mundo no se detuvo por la reelección de Barack Obama, pero muchos ciudadanos comunes de otros países, vendedores, taxistas o desempleados, tuvieron durante un momento la vista puesta en Estados Unidos.
-En Caracas, la noticia del triunfo del candidato demócrata llegó a medianoche, cuando salía a trabajar en su taxi Wilmer Cedeño, seguidor del presidente venezolano Hugo Chávez.
Cedeño duda de que un nuevo gobierno de Obama pueda traer cambios dentro o fuera de Estados Unidos. «Que haya ganado Obama o no, no evitará la consecución de intervenciones militares (de Estados Unidos) en los países árabes», dijo Cedeño a la AFP a las afueras de un centro comercial en Caracas.
«Eso continuará inevitablemente porque el presidente Obama no toma decisiones autónomas», apuntó el joven de 28 años, dudando también que las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Estados Unidos -sin embajadores desde 2010- puedan mejorar en los próximos cuatro años.
«Dudo mucho que Chávez cambie su idiosincrasia y su ideología hacia los Estados Unidos», aseguró.
-En una calle de Lusaka, la capital de Zambia, Angela Banda, vendedora de fruta de 36 años, comentó la reelección del presidente estadounidense afirmando que «es un gran momento para nosotros, los africanos».
El efecto Obama sigue funcionando: «a los africanos ya no se los mira como seres humanos de segunda categoría», afirmó Angela.
En este país pobre y dependiente en gran medida de la ayuda humanitaria, Obama es tan popular que se le ha dado su nombre a un licor barato.
Como muchos africanos, que se apropian de Obama y de sus orígenes kenianos, Michael Kaumba se refirió a él tratándolo de «nuestro» presidente, y prometió beber un «obama» a sus salud.
– Para el ugandés Stephen Langa, las noticias llegadas de Estados Unidos tenían sabor a derrota. «No hay que esperar cuatro buenos años para África ni para el resto del mundo», estimó este activista antihomosexual, director de Family Life Network, un lobby ligado a las iglesias evangelistas norteamericanas.
«Es cierto que Obama promovió la democracia, el buen gobierno y el estado de derecho, pero también la homosexualidad y el aborto, y empujó a países en vías de desarrollo a tomar posiciones que no eran las propias», lamento.
El ugandés, entrevistado en Kampala, critica la «ceguera» que considera tienen los africanos que apoyan a Obama simplemente porque es negro.
– La historia de Dimitris Tsikerdis es griega y europea, un resumen de crisis del euro, de políticas de austeridad; y también la de un europeo decepcionado por el Obama de 2008 y que ya no cree en el Obama de 2012.
«Obama quería cambiar las cosas, pero no cambió nada. Me decepcionó mucho y creo que voy a estar decepcionado una segunda vez si espero algo de él», dijo Tsikerdis, técnico informático de 35 años y que sufre desde hace tres el empobrecimiento que vive una parte de la sociedad griega, pasando de un contrato precario a otro.
«La política norteamericana seguirá siendo la misma», lamentó, señalando que Obama «siguió la misma política en Afganistán, y en Grecia tampoco cambiará nada, aunque haya gente que piense que Obama es mejor para nosotros», comentó este hombre que va a ser padre dentro de unos meses y cuyo contrato de analista-programador en un ministerio expira en diciembre.
En las calles de Atenas, la elección presidencial norteamericana era apenas un ruido de fondo. Los policías antimotines se preparaban para hacer frente a una manifestación en medio de contenedores de basura que no habían sido recogidos, de banderolas y de carteles llamando a la huelga.
– En Moscú, una elección presidencial estadounidense es una ocasión más para la gente de más de 20 años de recordar la guerra fría, el enfrentamiento Este-Oeste anterior a 1991. Vera Kornilova, cuya pequeña pensión de jubilación no le alcanza para vivir, trabaja ocasionalmente en una oficina del centro de la capital rusa.
Marcada por el miedo a la guerra, Vera se declaró encantada por la victoria de Barack Obama. «Obama es más favorable a Rusia, es más simpático, más abierto», comentó, agregando que «hasta su mujer es gentil y sonriente».