Ayer en el transcurso de la tarde más de 1500 fieles se dieron cita en las inmediaciones de la iglesia Nuestra Señora de la Consolación, para entregar a los santarroseños la imagen de la Divina Pastora.
Misión cumplida
El 14 de enero inició el periplo mariano, con la salida de la imagen de la Divina Pastora del templo de Santa Rosa, en compañía de todos sus fieles devotos. 53 parroquias era lo establecido en el itinerario, y después de 73 días, la Virgen regresa a casa.
En cada comunidad visitada dejó huellas; corazones inflamados de gozo, servidores parroquiales con espíritu renovado y calles pintadas de colores marianos. Es así como ayer, en el transcurso de la tarde, más de 1.500 personas se congregaron en las inmediaciones de la iglesia Nuestra Señora de la Consolación para luego entregar a los santarroseños a la Pastora de Almas.
En la Consolación
Vestida de morado y con velo blanco se dejó ver la Pastora, cuyo nicho por tercera vez estuvo prácticamente desnudo. Roberto Camacaro, celador, precisó que en la visita 150 y 154 de la Virgen a Barquisimeto, también le dieron este regalo a los fieles, quienes en esta oportunidad hicieron lo posible por tocar su manto.
En este orden, bajo un cielo despejado y con un clima que dio tregua, la comunidad se dispuso a la peregrinación de entrega, entonando con fuerzas el himno de la
Pastora.
Danza de las bienaventuradas
Justo en la intersección que colinda con el Tiuna, estaban servidores parroquiales y los santarroseños.
El párroco de Santa Rosa, padre Pablo González, en compañía del vicario de la arquidiócesis
de Barquisimeto, Owaldo Araque, encabezaron el encuentro entre las dos bienaventuradas.
La nostalgia del citadino en combinación con la alegría del santarroseño, empapó de fe a todo espectador. Más adelante, estando la imagen de Santa Rosa de Lima frente a la Pastora, la danza de las bienaventuradas, mereció el aplauso sincero de todos los devotos que lloraban y cantaban con júbilo el Ave María.
Finalmente, en Santa Rosa, la misa de bienvenida fue presidida por monseñor Antonio López
Castillo, seguidamente, el homenaje preparado por algunos fieles y servidores dio fin al festejo
mariano.