El período que comienza al terminar la segunda guerra mundial hasta finales de los años 60, fueron paradójicamente los de mayor auge en las economías mundiales: reconstrucción de Europa, surgimiento de Japón, el triunfo de los planes quinquenales de la URSS, el modelo de sustitución de exportaciones en los países subdesarrollados y fundamentalmente el gran avance de la economía norteamericana, la gran beneficiada en la segunda guerra mundial. Sin embargo, este auge no benefició a todo el mundo, muchos países en África y Asia vivían bajo condición colonial, los modos de vida eran aún los de sociedades semifeudales – precapitalistas, pero esto no era muy distinto en el seno de los países desarrollados, ya que una importante parte de su población no se había beneficiado de este “boom económico”, el autoritarismo y la represión eran parte esencial del modelo político. La intolerancia a nivel internacional, el irrespeto a la autodeterminación de los pueblos, los daños producidos al ambiente por el industrialismo, son sólo algunas de estas paradojas tan comunes en nuestro mundo moderno.
La década de los 60 ha sido sin la menor duda una de las décadas de mayor movilidad en el escenario político, social y cultural mundial: los movimientos independentistas en África y Asia, La Guerra de Vietnam, el Tercer mundismo, los movimientos guerrilleros, la muerte del presidente norteamericano Kennedy, en este país se radicalizan los movimientos en defensa de los derechos de los negros cuyo líder máximo Luther King es asesinado en 1968., la revolución cultural China, el Mayo Francés, la Revolución de Terciopelo de Checoslovaquia, el surgimiento de los hippies con su consigna Paz y Amor, el movimiento Gays, figuras como el Che Guevara, Fidel Castro, Kennedy, Ho Chi Min, Mao, Nasser, entre otros, fueron representación clara de un desequilibrio mundial, una década de cuestionamientos.
Todos estos movimientos tienen en común el símbolo de la rebeldía, la protesta contra una sociedad injusta, la resistencia a asumir patrones universales y caer en el engranaje del consumo mundial. La década de los sesenta representó la gran esperanza para los países del sur en un contexto mundial que parecía darle razón a sus exigencias.
Francia siempre ha sido escenario para revoluciones y contrarrevoluciones: desde La Revolución francesa de 1789- con la abolición de la monarquía absoluta y la proclamación de la República-, La comuna de Paris- breve gobierno popular que gobernó Paris del 18 de Marzo al 28 de Mayo de 1871- hasta llegar a los candentes movimientos de las ultimas dos décadas, son sólo una referencia de que Paris, sus estudiantes, sus obreros, su población, lleva consigo- junto a la moda y la vida bohemia propia de las artes- el alma protestataria. Recientemente en los años noventa y a principio del 2006 Paris y toda Francia fueron escenario de protestas enardecidas, ya sea en apoyo a los inmigrantes o contra reformas laborales que atentan contra el bienestar de la población.
Continuará…