El municipio Andrés Eloy Blanco tiene un problema muy grave con las vías agrícolas. De cada caserío que recorren los habitantes de Sanare, Guapa, en la parroquia Pío Tamayo, es uno de los más abandonados en vialidad.
Desde que comienza el recorrido hacia la emblemática comunidad rural, existen obstáculos en la vía, difíciles de sobrellevar, incluso, para los conductores de vehículos rústicos. Desde hace muchos años, la carretera necesita de mantenimiento.
Sin embargo, la concejala Soledad Liscano, declaró que entre el gobierno municipal y nacional no existen acuerdos para sacar adelante rehabilitaciones de la capa de rodamiento, a pesar de ser una zona foránea con alto potencial turístico.
“Ya poco nos visitan los turistas porque saben que las vías de Sanare están destruidas. Varios caseríos de Quebrada Honda atraviesan realidades críticas en materia vial, a la vista del alcalde Alfredo Orozco, con ocho al frente del municipio”.
Andrés Eloy Blanco está destrozado por los cuatro costados, agregó la edil para detallar las necesidades que sufren los lugareños para trasladarse de un sitio a otro a causa del deterioro vial. Ni hablar de otras preocupaciones que siguen intactas con el transcurrir del tiempo.
En detrimento
En lugar de mejorar la calidad de vida de los sanareños, en especial, de los que residen en las comunidades más apartadas, las personas se sienten desprotegidas. Jesús Rangel, habitante de Guapa, lamentó que todavía no exista alumbrado público en algunos sectores.
Oscuridad después de las 6.00 de la tarde, impide que los niños y adolescentes del campo, puedan jugar en las calles o intercambiar conversaciones entre vecinos. Nadie sale de casa, salvo a que se trate de una emergencia. Tampoco cuentan con transporte rural.
Lo mismo contó María de Liscano, vecina de Lechalito, ubicado igualmente en la parroquia Pío Tamayo, con respecto a la ausencia del servicio eléctrico en ciertas etapas del caserío. Apenas postes improvisados “medio alumbran el camino”.
Seguridad para todos
Entre las peticiones que más repiten los moradores del Jardín del estado Lara, está la seguridad en el pueblo de Sanare y los caseríos. Los funcionarios que están destacados en la vecina localidad, no son suficientes para acabar con la delincuencia.
En los lugares más solitarios, donde ni siquiera funcionan en su totalidad los servicios públicos, son los que más frecuentan los antisociales. Es una tierra sin ley. En este sentido, los residentes solicitan mayor colaboración de las autoridades encargadas de brindar protección a los ciudadanos.
Adicionalmente, solicitan la continuación del proyecto macro deportivo paralizado desde hace nueve años, “porque inició en la gestión anterior”. Se trata del estadio de fútbol del pueblo.
Fotos: Elías Rodríguez