El respeto al rayado amarillo de las diferentes calles y avenidas de la ciudad ha quedado relegado. En la búsqueda de un lugar para estacionar los vehículos, los conductores optan por obviar una de las principales reglas y normas de tránsito. Y es que en Barquisimeto la falta de amplios y estratégicamente ubicados estacionamientos comienza a convertirse en un grave problema de caos urbano.
El crecimiento acelerado de la ciudad y la falta de planificación durante el proceso comienza a mostrar sus consecuencias.
Mientras que los funcionarios de la Policía Municipal y Tránsito Terrestre se esfuerzan por hacer cumplir las leyes y tratar de remolcar los vehículos que se encuentran aparcados en lugares prohibidos, los conductores se quejan por no tener lugares donde dejar su carro.
A ello se suma el temor de ser presa de la inseguridad al dejar el carro en una calle sin vigilancia y la búsqueda sin éxito de estacionamientos improvisados que se han proliferado en diferentes puntos de la ciudad.
En el centro muchas de las casas que ocupaban terrenos del casco histórico de la ciudad, se han poco a poco transformado en estacionamientos para atender la demanda de clientela y comenzar un lucrativo negocio de aparcamientos.
Pareciera que, por cada casa que ya no existe o está inhabitada, se crea una parcela para guardar los vehículos de manera provisional a cambio del cobro de una módica tarifa.
En un recorrido por la cuadrícula central de la ciudad, especialmente por las carreras 15, 16, 17 y 18 desde las calles 24 hasta la 27, donde se encuentra buena parte de las oficinas del sector público y bufetes de abogados, el equipo de EL IMPULSO pudo verificar la existencia de gran cantidad de estacionamientos, cuyas puertas promocionan puestos disponibles desde tempranas horas de la mañana.
Otros ya acostumbrados a la rutina del sector, optan por alquilar los puestos de aparcamiento y así a cualquier hora del día, tener disponible el espacio para reguardar el preciado vehiculo automotor.
El este de la ciudad tampoco escapa a esta realidad. Son pocas las panaderías, centros comerciales pequeños y restaurantes que cuentan con estacionamiento para evitar el aparcado de vehículos en rayado prohibido o zonas residenciales donde los garajes quedan atrapados en un pronunciado congestionamiento vehicular.
El cupo a reventar de cada uno de estos espacios da cuenta de un problema que especialistas de la planificación urbana ha advertido desde hace tiempo: no existe una política pública dirigida a atender la demanda de espacios para estacionar de las miles de personas que hacen vida en Barquisimeto.
Anarquía
Lo anterior descrito ocasiona que los conductores se estacionen a su antojo según la necesidad.
Si se trata de rayado blanco está en lo correcto; si la línea está marcada en rojo el problema es para los transportistas que no tienen espacio donde parar para dejar pasajeros, mientras que si se estaciona en raya amarilla representa una infracción, entonces la presencia de la Policía Municipal se hace inevitable y con ello la molestia de los conductores quienes prefieren perder tiempo en discusiones y excusas para evitar la multa a asumir la responsabilidad del incumplimiento de la ley y ordenanzas municipales.
Valdría la pena que, antes de que la anarquía se vuelva más incontrolable, las autoridades locales tomen cartas en el asunto y comiencen a buscar soluciones y espacios para la construcción de espacios donde el aparcamiento de vehículos se haga más fácil, sobre todo en aquellas zonas en las cuales se encuentran gran cantidad de ciudadanos y se ofrecen diversas actividades, servicios y productos.
Fotos: Edickson Durán