La campaña para las elecciones en EE.UU. toca a su fin y los estadounidenses permanecen profundamente divididos sobre quién deberá guiarlos los próximos cuatro años y con qué programa de gobierno.
El demócrata Barack Obama, que ha tenido que gestionar una pesada herencia, pide más tiempo y lucha por mantener la ilusión y los apoyos que en 2008 lo convirtieron en el primer presidente afroamericano de la historia del país.
Su rival republicano, el empresario y exgobernador de Massachusetts Mitt Romney, anima a los estadounidenses a no conformarse con 12 millones de desempleados y a castigar las promesas incumplidas en lo que respecta al control del déficit.
La última jornada antes de la votación verá hoy a los dos contendientes hacer el último esprint en los estados donde, según todos los sondeos, se decidirá el martes la elección.
El presidente tiene previsto visitar las localidades de Madison en Wisconsin, Columbus en Ohio y Des Moines en Iowa, donde pronunciará junto a su mujer, Michelle, el discurso de cierre de campaña.
Romney, por su parte, parará en Orlando (Florida), Fairfax (Virginia), Columbus (Ohio) y cerrará la campaña en Manchester (Nuevo Hampshire) acompañado asimismo de su esposa, Ann.
La pugna es considerada una de las más reñidas en la historia reciente de los Estados Unidos y todo indica que el resultado no se despejará hasta bien entrada la madrugada del miércoles, hora de la costa este.
Desde el primer debate televisado hace un mes, en el que Obama sorprendió por su aparente falta de gancho, Romney ha ido recuperando terreno en las encuestas mientras llevaba a cabo un espectacular giro al centro y ponía el foco de sus críticas en la supuesta incapacidad del presidente para dirigir una recuperación económica digna de la primera potencia mundial.
«¿Quieren cuatro años como los pasados o quieren un cambio real?», preguntó ayer Romney en Des Moines (Iowa) a sus seguidores, ante los que predijo: «Estamos a dos días de un nuevo comienzo».
Por su lado, el presidente ha advertido de que no es el momento de volver a las políticas de desregulación que causaron, a su juicio, la gran recesión de 2008, y ha multiplicado sus guiños hacia la población femenina, la comunidad hispana y los jóvenes, de cuya movilización dependerá que él pueda repetir en la Casa Blanca.
En un ambiente festivo, sin chaqueta y en tono informal, en su parada en Florida Obama comentó ayer que su contrincante «es un gran vendedor» que «ha hecho todo lo posible por reempaquetar sus ideas y que parezcan otras».
En este tramo final de la campaña, los dos se han mantenido virtualmente empatados en apoyo popular, aunque el último sondeo publicado anoche por el Pew Research Center atribuye a Obama una ventaja de tres puntos porcentuales sobre el republicano (48 % frente a 45 %).
El estudio revela también que una mayoría de los estadounidenses aprueba cómo ha afrontado el presidente la catástrofe provocada por el ciclón Sandy que arrasó hace una semana la costa Este del país.
Según The Washington Post, Obama mantiene además una ventaja que puede resultar decisiva en el número de votos electorales o estatales.
El sistema de elección presidencial en los Estados Unidos es indirecto, es decir, los ciudadanos eligen en realidad a los 538 miembros del Colegio Electoral que son quienes, en última instancia, eligen al presidente y al vicepresidente.
Por lo general, el candidato que logra el respaldo de la mayoría de los ciudadanos de un estado -lo mismo da que sea con el 51 % que con el 99 %- se lleva el total de los compromisarios atribuidos a ese estado.
Si se suman los votos de los estados indiscutiblemente demócratas y de los que muestran en estos momentos una inclinación clara por este partido, Obama tendría asegurados, según el diario, un total de 243 votos del Colegio Electoral, sólo 27 menos de los 270 necesarios para proclamarse vencedor.
Romney, por su lado, tendría asegurados sólo 206 votos electorales, por lo que necesitaría ganar 64 votos más, lo que reduce el número de combinaciones victoriosas.
La diferencia se jugará en los estados indecisos de Florida (29 votos), Ohio (18), Virginia (13), Wisconsin (10), Colorado (9), Iowa (6) y Nuevo Hampshire (4), que es donde las campañas de uno y otro queman hoy sus últimas municiones.