Las reflexiones son variadas. Una referida al deterioro de la planta física del país. Basta con tomar camino para cualquier parte y constatar el deterioro vial, la ausencia de combustible, la suciedad por caminos y carreteras, el deterioro anímico de mucha gente y una extraña mezcla de tristeza y remota esperanza con relación al futuro inmediato que siembra incertidumbre sobre permanecer en el país o buscar un mañana mejor en otras realidades. Difícil dar consejos a buena parte de esta gente que nos interroga de buena fe. Pero así estamos.
El otro se ubica en la dirección política de la oposición. Ratifico el rechazo absoluto a la convocatoria a elecciones presidenciales en las circunstancias de forma y fondo que el régimen pretende. Prefiero decir que no entiendo la posición colaboracionista de algunos dirigentes “opositores”, incluidos algunos a quienes me han unido relación y vínculos partidistas y personales, en lo humano, dentro de diferencias conocidas propias del pluralismo democrático. Pero nunca marcadas por problemas de principios y valores fundamentales que hasta ahora compartíamos. Pareciera que no es así. La vida dirá.
Por lo demás, en estas cortas líneas es difícil profundizar sobre algunas realidades.
Soy partidario de la unidad, de constituir alianzas, frentes amplios y buscar la coordinación de los factores honestamente democráticos que apuntan por el cambio de régimen. El llamado Frente Amplio Venezuela Libre ofrece una buena alternativa si las cosas se hacen con objetivos claros y estrategias definidas. Esta unidad puede ser diferenciada, pero dinámica en la búsqueda del objetivo principal con buena dirección.
Con poco tiempo por delante, lo señalado está confuso y el protagonismo de algunos, real o artificial, dentro o fuera del país, pareciera indicar más de lo mismo, un poco mejor pero insuficiente. Con excepciones hasta la actividad internacional luce sin coordinación y más como legítimos esfuerzos personales. Útiles, pero el mundo exterior ya está más que informado de cuanto sucede y dispuesto a ayudar en la medida que sientan coherencia y claridad en los objetivos.
El equipo de la Alianza Nacional Constituyente que encabeza Enrique Colmenares Finol asoma iniciativas en la dirección correcta, pero deberá medir adecuadamente los tiempos. Comparto los objetivos fundamentales, pero lo primario es colaborar para el cambio y estar listos para las tareas del futuro inmediato.
Finalmente, aparte de las universidades, las iglesias, los movimientos estudiantiles y de empresarios y trabajadores, me identifico plenamente con el movimiento SOY VENEZUELA, bajo la dirección de María Corina Machado, Antonio Ledezma y la participación calificada, entre muchos otros de Aristigueta Gramcko, Nitu Pérez Osuna, Diego Arria, Asdrúbal Aguiar y paremos de contar.