Entre 1929 y 1932 Colombia transcurre por el peor momento de la crisis económica. Las exportaciones y los ingresos fiscales se reducen a la mitad, se profundiza la explotación petrolera de las compañías extranjeras. Esta situación obliga al Estado a desarrollar un proceso de industrialización interna para enfrentar los avatares del estrangulamiento del comercio internacional. Ante la intranquilidad política el gobierno de Olaya aprovechó la coyuntura de un conflicto con Perú para declarar la Ley Marcial, dominar el Congreso, ilegalizar los partidos y sindicatos comunistas.
En este contexto nada favorable surgió un movimiento de campesinos, profesionales, obreros, de hombres con ideología nacionalista y enfrentados al dominio de la oligarquía conservadora y liberal liderizado por Jorge Eliécer Gaitán, y organizados en la Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria. Pero el temor al triunfo de la oligarquía conservadora dio la victoria amplia al liberalista Alfonso López Pumarrejo en 1934, representando el retorno de los liberales quienes estuvieron fuera del poder por más de cincuenta años.
Este Gobierno inició un periodo de “modernización” capitalista de la economía, profundizó el peso intervencionista del estado lo que produjo disgusto en la burguesía que inicialmente le brindó su apoyo. En la presidencia de Eduardo Santos (1938 – 42) se logra la unión de los trabajadores a través de la Central Única de Trabajadores, pero el control sindical y la paralización de las reformas sociales se hizo más radical y el descontento llevó al regreso de López Pumarrejo a la presidencia en 1942, pero ahora contando con una oposición más fuerte y organizada. Movilizaciones populares, golpes militares llevan a López Pumarrejo a renunciar a la presidencia sustituyéndolo Alberto Lleras, representando la definitiva perdida del proyecto liberal y volviendo a un gobierno de coalición entre las oligarquías liberales y conservadoras.
El país estaba dividido entre el movimiento conservador y contrarrevolucionario de Laureano Gómez y el movimiento revolucionario de Gaitán, el de mayor arraigo popular pero carente de una sólida organización. Gaitán pretendía rescatar el proyecto liberal popular, pero desprendiéndose de las cúpulas oligárquicas. En las elecciones de 1946 Gaitán pierde por un estrecho margen ante el candidato de las oligarquías conservadoras – liberales, Ospina Pérez, pero su partido dominaría ampliamente el Congreso.
Este gobierno profundizó el absolutismo político, controlando al Congreso y disminuyendo el poder de los liberales hasta llegar a su inmovilidad, se concentró el poder en el presidente, y en lo económico se profundiza la penetración del capital foráneo y las libertades de la burguesía nacional. La situación política y económica aunada a la terrible profundización de las desigualdades sociedades agudiza los movimientos populares, que a comienzos de 1948 se hacían incontrolables, arremetiendo el ejército de la forma más represiva.
En este contexto Bogotá es sede de la Conferencia Panamericana que iría a dar inicio a la Organización de los Estados Americanos(OEA), manifestación de la política Truman para controlar el continente ante la supuesta avanzada socialista, que sirvió para estimular los gobiernos de fuerza en la región. Frente a esta situación se levantó Jorge Eliécer Gaitán y no sólo le costó la vida a él sino en parte a la propia historia de Colombia. Su muerte produjo en lo inmediato el movimiento popular conocido como “El Bogotazo”. Producto de la represión y la profunda crisis a partir de estos años se organizan los primeros frentes guerrilleros hasta la constitución definitiva de las FARC a principio de los 60.