Oscar Olivares, el venezolano que unió al país a través de su arte, sigue apostando por su país, ese que le ha dado tantas oportunidades y también algunas tristezas. Con 22 años de edad, ha logrado que sus obras se conviertan en símbolo de protestas y en la voz de millones de personas que anhelan un cambio político, social y económico.
Desde que se preparó en el Instituto Estudios Sancho en Caracas supo la importancia del arte para mover masas. Y eso, lo vio reflejado durante el 2017, cuando registró la violación de derechos humanos en Venezuela y dibujó en medio de tanta nostalgia, a los caídos producto de la represión, entre ellos a su mejor amigo, Juan Pablo Pernalete.
Su formación profesional también ha sido autodidacta, invirtiendo en libros y cursos digitales. “Creo que la educación de un artista no va simplemente con el hecho de dibujar, sino con el conocimiento adquirido en torno a los temas plasmados”, comenta a elimpulso.com.
Olivares ha tenido la oportunidad de viajar por el mundo y representar el arte local: participó en el Florida Supercon desarrollado en el Convention Center de Fort Lauderdale y fue ponente en Superando las probabilidades, una conferencia que mostró sus habilidades y como estas pueden ser ejemplo para el futuro.
Con orgullo, explica que en la actualidad se prepara para la Expo Nueva York en su edición 40. “Esta es la feria de arte más importante del mundo. Vamos a estar ahí en abril”, recalca.
Su proceso de producción de obras es un poco complejo; sin embargo, domina la técnica con facilidad. Primero hace un boceto a lápiz, luego lo escanea y en una tableta de dibujo digital termina de darle forma. La pantalla del computador es su lienzo, donde a pesar de utilizar recursos electrónicos, sigue haciendo un trabajo manual.
La arepa es un símbolo que une al rico el pobre en la misma mesa
-El arte rompe barreras, ¿con qué obstáculos te enfrentas a diario para mostrar sin censura un mensaje?
-Debemos cambiar de paradigmas y superar el hecho de que en Venezuela nadie le presta atención al arte. En 2014, en compañía de mi mamá, presentamos las obras del arte con la bandera, en diferentes productos como bolsos, carteras, lo cual llamó la atención de más de 10 empresas a nivel nacional, que en medio de la crisis invierten en arte. Por eso, es posible cambiar este concepto, demostrando que hay prosperidad en todos los talentos. Otras de las barreras es el arte digital, porque en nuestro país debe tener mayor amplitud, pues no se reconoce como arte. Igualmente, está el plagio como obstáculo. Muchas personas utilizan mi arte para uso comercial sin pedir autorización.
La luz del sol representa lo que tanto añoramos en el país
-El arte como manifestación de protesta… ¿qué te llevó a ilustrar a las víctimas de las manifestaciones de 2017?
-En 2014 comencé a ilustrar todo lo que estaba ocurriendo en Venezuela como la escasez, represión, pero sentía que no era suficiente. La gente al ver las obras sentía desilusión, misma razón que promovió las manifestaciones el año pasado. El 2017 fue trágico para mí, cuando asesinaron a mi amigo Juan Pablo Pernalete. Eso cambia la vida de un artista, cambia su oba, su forma de expresarse. Sentí mucho más de cerca todas las muertes de las protestas. Y de forma inevitable, plasmé a todos esos jóvenes que eran asesinados. Yo no quería pintar la tristeza ni la tragedia, sino lo que eran desde el ser, sus motivaciones, dibujarlos sonrientes en la nueva Venezuela. Esas obras tienen un significado muy especial, porque en un futuro serán recordados esos trágicos momentos para el país.