A plena luz del día y ante la mirada cómplice de las autoridades (Guardia Nacional Bolivariana, Policía de Lara y Policía Nacional Bolivariana) se mueven las mafias del efectivo en El Manteco, adyacencias del Terminal de Pasajeros de Barquisimeto y Cementerio Nuevo.
La crisis política, económica y social se traduce en mafias de todo tipo y a toda hora. No solo se revenden alimentos y medicinas, ahora se bachaquea el efectivo y un billete de 100 bolívares puede costar tres, cinco o diez veces su valor.
Cualquiera que se dé una vuelta por el popular Manteco (entre las calles 30 a la 37 y las carreras 21 hasta la 25) puede ser testigo de las transacciones que allí se realizan.
Los comerciantes informales (hombres y mujeres) arman su tarantín. Uno al lado del otro. A lo largo de las aceras e incluso en las calles. Colocan una mesa, dos o tres sillas. Unos venden cigarros, chimó, otros tostones, pan, ajo, granos, huevos, entre otros productos. Los precios suelen ser irreales, claro, el pago debe hacerse en efectivo, a través de puntos de venta o mediante transferencias bancarias.
También es común observar a adolescentes y adultos ubicados en algunas esquinas, como desempeñando una función de vigilantes alrededor de la zona. Algunas personas los califican de pillos, delincuentes, charleros o promotores del mercado negro.
Debajo de las mesas se aprecian bultos y maletas repletas de billetes. Los revendedores del efectivo también usan bolsos, tipo morral y koala, en los que también guardan el efectivo. Incluso, sobre las mesas, se aprecian torres de dinero.
La escena es repetida. Alguien cuenta un fajo de dinero y otro recibe el buscado cash. Otro guarda el dinero.
Los porcentajes por cada transacción varían, entre 40 y 100 por ciento. Una señora, a quien se le reserva su identidad, contó que necesitaba urgentemente 30.000 bolívares en efectivo para una diligencia médica. Por esa suma el revendedor le dedujo el 70%. Es decir, la dama entregó 100.000 bolívares para recibir 30.000 bolívares. El comerciante se quedó con 70.000 bolívares.
Otro señor contó que se sorprendió al ver que un comerciante ofertaba el cartón de huevos a 185.000 bolívares cuando en realidad cuesta casi 500.000 bolívares. Al preguntar por la oferta le confirmaron que era cierta, siempre y cuando pagase en efectivo. El señor preguntó extrañado si ese precio no le generaba pérdidas al comercio, a lo que el minorista respondió que recuperaba eso y más al vender el dinero que obtenía.
Con los cigarrillos y el chimó ocurre lo propio. Una caja de cigarros puede valer 20.000 mil bolívares menos si se cancela en efectivo. Una panela de jabón azul puede costar 10.000 bolívares y un kilo de caraotas 50.000 bolívares, pero en efectivo.
¿Quiénes compran el efectivo?
“Como no hay plata en los bancos, ni en los cajeros, o te dan muy poco, vengo al Manteco a buscar efectivo, que mayormente necesito para pagar los pasajes. Vivo en Quíbor y trabajo en Barquisimeto, ir y venir me cuesta 44.000 mil bolívares diarios. No tengo tiempo para hacer cola en un cajero, además que apenas da 10.000 bolívares”, expresa Olga Pérez, quien trabaja como doméstica.
Buena parte de los compradores son ciudadanos comunes y corrientes urgidos por diversas circunstancias. También es posible observar a funcionarios de seguridad adquiriendo billetes, a porcentajes más bajos. Sin embargo, según la información que se alcanzó a tener, los grandes compradores del efectivo son los comerciantes asiáticos y árabes, que tienen sus negocios en el área y que también revenden el dinero. Todo un círculo vicioso que tiene tiempo y se agudizó desde finales del año pasado.
“Esto lo hacemos para sobrevivir porque no hay trabajo, todo está muy caro. Aquí gano más que en cualquier trabajo. En realidad ayudamos a las personas que no consiguen efectivo, algunos dicen que cobramos caro pero es que ahorita no hay nada barato”, expuso uno de los revendedores, a quien un comerciante asiático le facilita el punto de venta para hacer las transacciones.
Sin recursos para imprimir billetes
La profesora universitaria Marisela Cuevas, economista especialista en impuestos nacionales, análisis de costos, formulación de modelo de negocio y mercadeo, sostiene que esta realidad es consecuencia de la aplicación de un conjunto de medidas económicas completamente erradas.
En su opinión, la falta de efectivo responde al proceso inflacionario que estamos viviendo, es decir, hiperinflación.
“Los precios crecen de una manera acelerada y prácticamente a diario. Eso requiere que tengamos más billetes para pagar, sin embargo, varios factores impiden que la gente tenga cantidad de billetes”.
Entre las causas señala el exceso de gasto público que ha tenido el Gobierno, que ha sido monetizado por el Banco Central de Venezuela (BCV). El gobierno se endeuda y es menos lo que le ingresa. Esto genera un incremento de la liquidez monetaria.
“Esa monetización que hace el BCV, no la hace con la impresión de dinero inorgánico en físico ahora está emisión inorgánica de dinero es digital. El BCV, a través de su plataforma, envía el monto a la Tesorería Nacional. Ese dinero ficticio se reparte entre las distintas cuentas de los organismos públicos. Es un dinero que no existe físicamente por esa merma en los ingresos petroleros (divisas)”.
Destaca que la Casa de la Moneda no dispone de papel para imprimir los billetes del nuevo cono monetario, el cual se mandó a imprimir fuera del país a un costo muy alto. No hay recursos para imprimir los billetes que compensen ese dinero inorgánico.
Agrega que tenemos una economía cuyos precios se duplican diariamente, aunado a que el gobierno no tiene capacidad de respuesta para compensar la demanda de efectivo, lo que origina el mercado negro, terrible para población.
“La venta de dinero se hace a una tasa que llega al 100%. Todo tiene su origen en el incremento irresponsable del gasto público, lo que genera múltiples distorsiones”.
En cualquier economía, todos los bienes que escasean por diversidad de controles, originan mercados negros, donde se consiguen los bienes a precios elevados, una distorsión terrible para el sistema económico.
Gobierno se hace la vista gorda
Cuevas apunta que la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundee) penaliza este tipo de acciones, tanto los avances de efectivos como la venta de billetes.
“Estamos en un punto en el cual la situación es tan grave que el Gobierno se hace la vista gorda. Muchas personas están subsistiendo debido a esta modalidad. Si el gobierno obstaculiza este tipo de transacción económica contribuirá de alguna manera con la escasez de efectivo”.
La economista analiza que es imposible para el Gobierno controlar esta situación, que incluso se hace a nivel privado.
“Se trata de un problema que dejó de ser coyuntural para ser estructural. Para poder resolver la escasez de efectivo es imperante resolver el problema de inflación. Esto implica un control fiscal estricto y estamos en año electoral. El Gobierno le echa más leña al fuego al proceso inflacionario con la creación de bonos protectores que compran votos pero que a su vez representan una espada de Damocles para quienes lo reciben porque se trata de más candela para la inflación”.