Conocida como “La casa que vence las sombras” nuestra UCV, gracias a la política educativa del chavismo, ha sido sometida a los atropellos más vergonzosos: reducción del presupuesto, salarios pírricos, eliminación de las elecciones para elegir sus autoridades,falta de mantenimiento de equipos e infraestructura, sometidos al robo y la destrucción del vandalismo político y delincuencial, que ataca e irrespeta a sus miembros y edificaciones —modelo de arquitectura y belleza—.
Asimismo, la desestimación,extendida a todas las universidades, de la generación del conocimiento y formaciónde egresados, cuya calidad se expresa en el desempeño profesional yel aporte en el campo de las investigaciones científicas y sociales, hoy reconocidas internacionalmente. De ello dan fe los egresados que obligados a irse del país por las razones conocidas por todos, forman parte de empresas, hospitales y proyectos muy importantes de investigación y/o ejecución tanto públicos como privados.
Esto al margen de que les tocara a muchos, en sus comienzos, ejercer trabajos en los cuales su aporte especializado era mínimo, situación similar vivida por profesionales de todo el mundo cuando se viven situaciones de emigración forzada por la guerra, la persecución política o la pobreza. Supimos de las ventajas de la inmigración por las sucesivas oleadas de italianos y portugueses que cruzaron el océano huyendo de la II guerra mundial.
Se incorporaron de inmediato a la agricultura, panaderías, areperas y labores de construcción. Los españoles fundaron restoranes que ampliaron nuestra gastronomía mientras los profesionales — humanistas—se abocaron de inmediato a contribuir en la fundación de Escuelas e Institutos de formación e investigación y Post grados universitarios. Sus aportes nos ayudaron a comprender nuestra modernidad y las ventajas de la paz. Décadas después,chilenos, argentinos y uruguayos, huyeron de la operación cóndor de los gorilas del sur.
En un principio y por poco tiempo, muchos ejercieron como taxistas y personal de servicio en Caracas, pero afortunadamente para el país, dada nuestra tradición de recibir inmigrantes, fueron prontamente incorporados a las universidades, centros de salud, fundaciones y editoriales, pasando a ser muchos de ellos, motor importante de postgrados como el de psiquiatría en el Peñón y medios de Comunicación como el Diario de Caracas, por citar sólo dos.Las cifras que en diciembre ofreciera Douglas Natera, presidente de la FMV, de 21.980 médicos emigrados, se quedan cortas dos meses después.
Cada vez más, los hospitales públicos y las clínicas pierden sus especialistas,lo cual incide en las universidades al no contar con docentes de probada experiencia. Contribuyeron los bajos salarios, el deterioro de los hospitales, la ausencia de insumos médicos, falta de mantenimiento de las áreas de hospitalización y cirugía y la arremetida de malandros en las zonas populares cuyas amenazas a médicos y enfermeras, contribuyeron a la desesperanza y la decisión de comenzar de nuevo en otro lugar.
Lo cual ha resultado trágico para Venezuela y beneficioso para otros países que han reconocido su calidad profesional y un rasgo que los identifica: el compromiso de la cura que combina conocimiento con cercanía afectiva. La industria petrolera de países como Colombia, EEUU, Dubai y Canadá se ha fortalecido con el aporte de profesionales y técnicos que fueron botados o desestimados acá. Se estima que han emigrado unos 4 millones de venezolanos, pero hay esperar cifras precisas y bien documentadas imposibles de obtener hoy en un país en donde los boletines de los diferentes ministerios son inexistentes, al formar parte el secretismo de la impunidad del poder.
Los que se fueron si hacen falta. Muchísima. En los corazones y en el país cuya industria petrolera y aparato productivo fueron desarticulados y para salvar los niños que hoy mueren por hambre o enfermedades por falta de vacunación o los que sobrevivirán a la desnutrición, con efectos psicofísicos irreversibles. Los que sí terminarán siendo parias en el mundo, son los funcionarios corruptos cuyos bienes, rastros y rostros, serán reconocidos en cualquier lugar gracias a la tecnología. Nada es eterno: la luz que vence a las sombras ilumina de manera distinta los caminos de todos:De héroes y villanos.