Tienes un gran dominio sobre los nominados al Oscar de este año, los ganadores del año pasado y los chistes que sin duda hará el anfitrión Jimmy Kimmel (y el Premio de la Academia a la mejor película es para … ¡ups!).
Pero existen aspectos de la noche estelar de Hollywood que podrían sorprenderte. Subamos un poco más el telón de una ceremonia que se esmera en el glamour natural pero que, como cualquier máquina, está hecha de tuercas y tornillos y debe atender necesidades humanas básicas.
Además de grandes estrellas, ropas de diseñador y muchos primeros planos, entérate qué más incluirá la gala del 4 de marzo, que se transmitirá en vivo desde el Teatro Dolby de Los Ángeles.
Reemplazos y público de relleno
Las cámaras nunca encuentran un asiento vacío en los Premios de la Academia, pues una tropa de reemplazos está lista para ocupar cualquier asiento vacante cuando un invitado se levanta para ir al baño o al bar.
Un desfile de extras en esmoquin y vestidos largos llega horas antes de que comience el espectáculo y está listo para abalanzarse y tomar asiento una vez que las cámaras comienzan a rodar.
Conseguir ese trabajo, como tantas cosas en Hollywood, depende de a quién conoces: los rellenos suelen ser familiares y amigos de personal de la academia de cine y de la firma que se encarga del conteo de los votos. ¿Habrá forcejeos corteses para reemplazar a Meryl Streep, Tom Hanks u otros astros de primera línea? Probablemente.
Me suena el estómago
Los invitados al Oscar suelen estar hambrientos. Podrá ser autoimpuesto, ya sea por los nervios del nominado o por un vestido tan ceñido que no deja espacio para el error o alimento.
Los asistentes, sin embargo, tienen oportunidad de comer durante un cóctel previo al show que incluye bandejas de entremeses; si no lo hacen entonces tendrán que esperar tres horas más a una cena posterior en el Baile de los Gobernadores.
No todos están invitados, lo que significa que algunos asistentes famélicos terminan pidiéndoles a los choferes de sus limusinas que hagan una breve parada en un restaurante de comida rápida. Consejo de una persona con información privilegiada: lleven una cartera lo suficientemente grande como para meter un sándwich y no se preocupen de lo que piensen los guardias de seguridad.
Permanezca en su carril
Hay dos carriles en la alfombra roja de los Oscar: uno para los famosos, y otro para los demás. Soportes y cordones de terciopelo separan a las personas reconocibles de las que no lo son. Los famosos caminan del lado más cercano a las cámaras y los reporteros, y a menudo colidan y comparten abrazos improvisados en la alfombra.
Los no famosos, en tanto, caminan del lado que está más cerca de las gradas donde se sientan los fans, donde fornidos guardias de seguridad aceleran su paso para reducir el congestionamiento de mirones. Hay mucho para ver, gente, pero caminen.
Guionistas, ¡atentos!
Los programas en vivo inevitablemente enfrentan obstáculos, como el enorme error del año pasado en el que Warren Beatty y Faye Dunaway anunciaron a «La La Land» como la ganadora del premio a la mejor película cuando el trofeo era para «Moonlight».
Tales metidas de pata se convierten en leña para el anfitrión, y un montón de guionistas tras bambalinas ayudan a crear ocurrencias en el momento. Las mejores, como cuando Kimmel le reprochó a Beatty «Warren, ¿¡qué hiciste!?», se sienten espontáneas y salen rápidamente para que la audiencia no pierda el hilo.
Los anfitriones deben estar listos con «salvapantallas» para responder con un chiste explosivo, dice el veterano guionista de ceremonias de premios Bruce Vilanch.
Ganadores, conozcan a los periodistas
Los ganadores del Oscar son guiados tras bambalinas para tomarse fotos y video y enfrentar una rápida sesión de preguntas y respuestas en una sala atestada de periodistas (sí, «¿qué se siente ganar?» y «¿dónde pondrás tu trofeo?» son preguntas típicas).
Mientras los ganadores sostienen su estatuilla y, en algunos casos un trago celebratorio de alcohol, los reporteros levantan tarjetas numeradas para que un representante les invite a preguntar.
Esto ha llevado a más de una estrella a exclamar que se siente como en una subasta y a llamar él mismo los números. Los reporteros se ríen. Con grandes monitores mostrando la ceremonia, algunos ganadores piden una pausa para poder escuchar el resultado de un amigo o colega nominado. Los reporteros los complacen.