Antes y después de ir al baño, comer o cocinar es vital el lavado de manos con agua y jabón, porque es la principal vía de transmisión de virus y bacterias, por ende, de enfermedades como la diarrea, que ataca de forma más agresiva a niños menores de 5 años de edad.
María Auxiliadora Cardozo, pediatra y médico adjunta al programa regional de niños, niñas y adolescentes, recalcó que la lactancia materna exclusiva los primeros seis meses de vida también contribuye a la prevención de enfermedades en los pequeños.
“A esto se le suma la vacuna contra el rotavirus, que se encuentra en el Esquema Nacional de Inmunizaciones, con dos aplicaciones: a los 2 y 4 meses”, agregó.
Expresó que el agua debe hervirse y la alimentación para el niño mayor a 6 meses debe ser balanceada y nutritiva.
Dependiendo del tiempo que tenga el pequeño con evacuaciones líquidas se determinará el grado de deshidratación.
“La madre debe tomar en cuenta que el niño debe reponer todo el líquido que está botando, por ello, debe comenzar con la hidratación oral de inmediato, mientras lo traslada al centro médico”, dijo.
Recomendó que en todo hogar con niños debe haber sobres de sales de rehidratación oral, que se preparan en un litro de agua, porque es la primera atención que debe recibir el pequeño ante una diarrea.
Indicó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) exhorta a la utilización de estas sales para el tratamiento de la diarrea.
En vista de que ha existido escasez de sueros orales preparados, Cardozo recalcó que estos sobres cumplen la misma función, y en los centros de salud cuentan con este tratamiento.
Signos de alarma
La deshidratación se puede determinar cuando el bebé tiene llanto sin lágrimas, boca con poca o nada de saliva, fontanela hundida, pérdida de la turgencia de la piel (que se mide por la prueba del pliegue), decaimiento, irritabilidad, somnolencia.
Los padres y representantes deben aprender a reconocer estos síntomas para comenzar la hidratación oral, porque cuando el trastono se agrava se debe rehidratar por vía endovenosa.
“No queremos que ningún niño llegue a este punto, por eso debemos tratarlo a tiempo”, señaló Cardozo.
En ocasiones las evacuaciones líquidas están acompañadas de vómitos y fiebre.
Recalcó que la automedicación no debe formar parte del tratamiento infantil, porque la salud podría empeorar debido al desconocimiento de un diagnóstico adecuado.
