El gobierno brasileño adoptó una serie de medidas para facilitar la estadía de decenas de miles de venezolanos que huyen de la crisis en su país y para combatir situaciones de xenofobia.
“Hay una preocupación permanente por los refugiados venezolanos”, afirmó el viernes el presidente Michel Temer, que esta semana firmó un decreto que otorgará un documento de identidad provisorio a los venezolanos que estén tramitando una solicitud de refugio en Brasil.
Ese documento reemplazará al “protocolo” entregado hasta ahora, “una hoja A4 con una foto, sello de la policía federal y una larga secuencia de números que no caben en ningún sistema”, poco reconocible por las administraciones, dijo el padre italiano Paolo Parise, portavoz de la organización católica Missao Paz, que acoge refugiados en Sao Paulo.
En 2017, 17.865 venezolanos pidieron refugio en Brasil, la mayoría de ellos en el estado fronterizo de Roraima (norte).
Casos de “xenofobia”
La alcaldía de Boa Vista, capital de Roraima, estima que unos 40.000 venezolanos se han instalado allí desde que comenzó la crisis en el país vecino, un número equivalente a más del 10 % de la población de la ciudad.
Acampados en las calles o en casas de refugios, los venezolanos son acogidos por el gobierno local, pero éste se ha visto desbordado por el gran flujo de personas.
“El Ministerio Público ha recibido noticias de hechos graves (…), casos de xenofobia, trabajo esclavo, tráfico de personas y de impedimento de acceso a los servicios públicos”, afirmó el lunes la fiscal general de Brasil, Raquel Dodge.
Esta semana se reportaron al menos dos incendios con heridos en casas donde se alojan venezolanos en Boa Vista. La policía investiga si fueron intencionales, tal como denuncian las familias y sugieren las cámaras de seguridad frente a una de las viviendas.
Traslado a otros estados
Los ministros de Defensa y de Justicia y el jefe de Inteligencia se reunieron el jueves con la gobernadora de Roraima para discutir la situación.
“Es un drama humanitario. Estas personas están siendo expulsadas de su casa, de su país, debido a la ausencia total de condiciones para permanecer allí”, afirmó el titular de Defensa, Raúl Jungmann.
El gobierno pretende realizar un censo y empezar a trasladar a partir de marzo a una parte de los 40.000 venezolanos hacia otros estados.
Roraima asegura que carece de estructura suficiente para atender esta ola migratoria que podría agravarse en los próximos meses debido a la delicada situación del país gobernado por Nicolás Maduro, con fuertes tensiones políticas y una inflación que llegará a 13.000 % en 2018, según estimaciones del FMI.
Para Parise, el traslado de venezolanos hacia otros estados debe hacerse con planificación, poniendo en práctica las lecciones de la ola migratoria de haitianos que Brasil enfrentó en los últimos años.
“Es preciso preparar el lugar de acogida y dialogar con los inmigrantes para saber los vínculos que hay entre los diferentes grupos y familias”, apunta el religioso.
Parise recomienda involucrar otras áreas del gobierno como Educación y Cultura, para “ayudar a crear una cultura de acogida, de valorización de las diferencias, para recuperar la historia de inmigración en Brasil durante varios siglos y también la actual”.
“Esta migración va a darle un nuevo rostro a Brasil en los próximos años”, opina.