Venezuela dio el jueves bandera de salida a la campaña para las elecciones regionales, que definirán si la oposición y su líder Henrique Capriles se afirman como una opción al socialismo de Hugo Chávez, o si el mandatario logra un nuevo aval para copar más espacios con su revolución.
El 16 de diciembre serán elegidos los gobernadores de los 23 estados del país petrolero y Capriles -que el mes pasado fue derrotado holgadamente por Chávez- se juega su carrera política apostando por la reelección en el estratégico estado Miranda.
Con sus bases desmoralizadas tras la dolorosa derrota en la presidencial, el desafío para la oposición es mantener al menos las riendas en los siete estados que gobierna desde el 2008, incluyendo Miranda y Zulia -las más pobladas y simbólicas- y varios estados industriales clave.
«Una nueva derrota podría desarticular a la oposición con una grave frustración al electorado opositor», destacó el abogado constitucionalista Hermánn Escarrá.
Capriles, de 40 años, tendrá como rival al ex vicepresidente Elías Jaua, hombre de confianza de Chávez e incluso señalado como uno de sus posibles sucesores.
En las presidenciales, Chávez ganó por muy estrecho margen en el estado Miranda y si Capriles fracasara en mantener la gobernación, su liderazgo al frente de la coalición opositora se vería comprometido.
El gobernador, que logró el mejor resultado de la oposición en unas presidenciales sumando 6,5 millones de votos, dejó claro que esta elección es una parada más en su plan de llegar a la presidencia.
«Nos caímos una vez pero debemos levantarnos y seguir adelante. Nuestro fin no debe ser únicamente ganar una elección (…) Demostramos que estuvimos muy cerca de llegar a la presidencia, con ese testimonio debemos seguir trabajando y construyendo el camino por nuestro futuro», sostuvo.
EL VOTO ES POR CHAVEZ
Mientras tanto, el oficialismo busca otra vez apelar a la pasión que despierta Chávez en millones de venezolanos para volver a vencer en las urnas. El mensaje es que apoyar al candidato de Chávez es votar por el propio presidente.
«Miranda no puede seguir al margen del proyecto nacional que manda la Constitución Bolivariana. La gobernación tiene que estar al servicio de este proyecto y tiene que estar en disposición de trabajar (…) de manera corresponsable, con el Gobierno de Chávez», dijo Jaua al presentar su plan de trabajo.
En el nuevo mandato que inicia en enero y con el que sellará dos décadas en el poder, Chávez busca poner al país miembro de la OPEP en un camino sin retorno hacia el socialismo. El resultado de estos comicios podría marcar el ritmo y profundidad de las medidas para conseguirlo.
«El objetivo del presidente es consolidar su mandato centralizado de cara a otra fase más radical de transición al socialismo que se centra en la expansión del papel de los consejos comunales», dijo la firma británica LatinNews sobre el plan de Chávez, que propone traspasar cada vez más poder a estas organizaciones sociales de base.
¿CAMPAÑA OTRA VEZ?
La reelección de Chávez da un contundente impulso a los candidatos del oficialismo, que en las presidenciales ganó en 21 estados.
Pero aún está por verse cuántas «horas hombre» podrá poner Chávez en la campaña ante las persistentes dudas sobre su salud pese a haberse declarado curado del cáncer en julio.
El líder antiestadounidense estuvo en una de las mayores batallas electorales de su vida política apenas un año después de que le diagnosticaran un tumor maligno en la pelvis que lo obligó a pasar tres veces por quirófano, la última el pasado febrero tras una recurrencia.
Después de su triunfo con más de 8 millones de votos, Chávez confesó que terminó la radioterapia días antes de arrancar la campaña presidencial, en la que se vio obligado a abandonar su maratónico ritmo por la dolencia, de la que se desconocen los detalles.
Pero la presencia del «Comandante Presidente» es vital para motivar a las bases del chavismo.
La decisión de Chávez de nombrar a todos los candidatos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) sin consultar ni dar espacio a otros sectores ha generado roces entre los aliados del mandatario y en el seno de su propio partido, donde algunos nombramientos han generado divisiones.
Chávez incluso echó mano de una decena de viejos compañeros de armas para terciar en las elecciones, como el ex ministro de Defensa, Henry Rangel Silva, quien fue removido a última hora de su puesto para postularlo en un estado donde el candidato original era criticado por partidos aliados del chavismo.
ARBITRO CUESTIONADO
La campaña para las elecciones de gobernadores arranca en medio de nuevos cuestionamientos de la oposición a la imparcialidad del Consejo Nacional Electoral (CNE), que sostiene que la mayoría de su cúpula respalda abiertamente a «la revolución socialista».
La oposición ha denunciado que el CNE abrió ilegalmente el registro electoral para permitir que algunos candidatos oficialistas cambiaran su lugar de votación al estado que buscan gobernar, al que fueron nominados personalmente por Chávez pese a que en algunos casos no eran de esa entidad.
El ente comicial justificó la medida por la «discrecionalidad» que le otorga la ley para tomar algunas decisiones y porque el cambio en el registro «fue mínimo», ya que incluyó a un centenar de personas frente a los 19 millones de votantes registrados en el padrón.