Hace un poco más de dos años, vecinos del caserío La Aguada del municipio Palavecino, secuestraron un camión cisterna de la Alcaldía para exigir a las autoridades atención gubernamental.
Como primera medida solicitaron se resolviera la crisis de agua potable en la localidad rural, entre otras exigencias como mayor frecuencia en la recolección de los desechos sólidos, rehabilitación del alumbrado público e instalación de nuevas empostaduras y arreglo y limpieza de las áreas deportivas.
El alcalde Richard Coroba y su tren ejecutivo se apersonaron en el sitio de la protesta, para comprometerse a solucionar los petitorios, así como gestionar ante la gerencia de Distribución de Hidrolara lo concerniente al equipamiento de un pozo ubicado en la Zona Industrial del municipio.
Más tarde, Hidrolara anunció que conjuntamente con la Alcaldía, pondrían en funcionamiento del referido pozo, que resolvería el marcado racionamiento de agua al cual estaban sometidos más de 200 familias que había dejado de percibir el servicio hacía tres años.
El agua nunca llegó
Voceros de Hidrolara declararon ante los medios de comunicación, que ya disponían de los recursos para dotar al pozo y que sólo esperaban la transferencia del mismo por parte de la Alcaldía, ente que también cumplió con lo propio.
Pero el agua nunca llegó, y las mangueras yacen tiradas en el suelo, esperando a la hidrológica.
El cisterna, cuando se acuerdan
Laile y Esterth Torres, habitantes de La Aguada, señalaron que la comunidad tiene más de cinco años sin el vital líquido, al tiempo que la Alcaldía de Palavecino olvidó que en ese caserío habitan seres humanos.
El camión cisterna acude al lugar mensualmente y sólo llena un tanque por casa, “insuficiente para lavar, asearse y limpiar la casa”.
El agua que trae la Alcaldía no es apta para consumo humano, refirieron, toda vez contiene mucho salitre, más el óxido del tanque que la trasporta, la contamina.
“Coroba vino a mentir”
“La única vez que el alcalde Richard Coroba estuvo por aquí, fue aquella oportunidad cuando le tomamos un camión y vino a mentirnos”, apuntó Laile. Dijo que el mandatario se comprometió a enviar a la comunidad, semanalmente un camión cisterna, “pero esa promesa, como muchas, se las llevó el viento”.
-Esa situación irregular, nos obliga a comprar agua a camiones privados, que abusan porque conocen del racionamiento, vendiendo 900 litros de agua en 50 bolívares, detalló Esterth con indignación.
Hidrolara también abusa
Laile expresó que la comunidad es pasiva ante la dramática situación.
-Comprendo que no todo puede resolverse con quema de cauchos y secuestro de camiones, pero lamentablemente es la única vía que la Alcaldía e Hidrolara nos dejan, aseveró.
En La Aguada Hidrolara cobra una tarifa plana por ‘Dotación de servicio a 15 bolívares por metros cúbicos al mes, lo que equivale a unos 45 bolívares por cada vivienda’ factura que llega mensual, más no así una sola gota de agua por tubería.
Esta situación es realmente indignante, manifestaron con el recibo de cobro en mano, que asciende a 1.258 bolívares.
La impotencia de todas estas familias pudiera generar un estallido social, recalcó Laile, adicionando que Hidrolara no puede cobrar un servicio que no presta y menos enviar recibos de cobro donde indican corte de agua.
Mientras esto ocurre, en La Aguada siguen esperando atención gubernamental.
Texto y fotos: Luis Alberto Perozo