En horas de la mañana de este miércoles fueron cremados los restos del piloto venezolano Pablo Ernesto Chiossone Ríos, quien fue fusilado durante un atroz ataque terrorista perpetrado el pasado 20 de enero en el Hotel Intercontinental de Kabul, Afganistán.
El féretro sellado, tal y como llegó a la ciudad de Barquisimeto, salió de la Funeraria Metropolitana con destino al Cementerio Metropolitano de Palavecino aproximadamente a las 9:00 a.m.
Una vez allí, familiares, amigos y demás seres queridos de la familia Chiossone Ríos ofrecieron una misa en honor a Pablo Ernesto en la capilla del camposanto.
La celebración católica fue oficiada por el vicario general de la Arquidiócesis de Barquisimeto, Oswaldo Araque; quien fue acompañado por el párroco de la iglesia Santa Eduviges de Cabudare (situada en Valle Hondo), Héctor Mario Cárdenas.
“Estamos celebrando la entrada de Pablo Ernesto a los brazos de Dios, a la misericordia de Dios.
El Señor vino y le preparó la habitación a Pablo Ernesto en su Reino.
Pedimos fortaleza y fe para que podamos creer que lo que proclamamos es palabra de Dios”, fueron parte de las sentidas palabras de Araque durante la homilía.
A eso de las 10:20 a.m. culminó la misa y el ataúd del hoy occiso fue trasladado hacia el crematorio, acompañado de la Bandera Nacional, algunas rosas y su retrato.
Será recordado
Compañeros del experimentado piloto lo describieron como un excelente ser humano, una persona de valores y un apasionado por lo que hacía.
Por su parte, su madre, Yuyita Ríos Carmona de Chiossone, quiere que sea recordado como un gran venezolano, un padre inmejorable y un hijo muy querido, pero, sobre todo, como un “profesional de primera”.
“Como aviador fue impecable. Estuvo en ello desde los 17 años de edad y estaba por cumplir los 50.
Yo tenía la certeza de que como aviador nunca iba a tener problemas en sus aviones, pero en este mundo tan convulsionado le tocó estar en un sitio donde él no tendría que haber sido asediado por fuerzas que no eran de su patria”, dijo Ríos de Chiossone a EL IMPULSO.
Lamentó que su hijo haya sido una baja colateral de una guerra sin sentido y agradeció a las autoridades que, según explicó, intervinieron para hacer posible en 12 horas trámites que pueden llegar a durar hasta 15 días.
“Las autoridades venezolanas se han portado inmejorablemente. Fueron dos venezolanos repatriados a la vez, con los mejores honores que se le puedan dar; como si fuese bajas de guerra realmente. Uno siente que Venezuela aún tiene valores, que sí hay en todos los sectores del país gente que puede apreciar a sus ciudadanos”, sentenció.
Asimismo, explicó que el novenario de Pablo Ernesto se está llevando a cabo en la iglesia Nuestra Señora del Rosario de Fátima, situada en la urbanización Barici, en el este de Barquisimeto.
“Ya nosotros teníamos su novenario porque no sabíamos cuándo iba a llegar (el cadáver). La última noche será este viernes a las 6:00 de la tarde”, explicó.