Ahorrar dinero en Venezuela es un sueño de muchos

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En una nación en crisis, como Venezuela, ahorrar es solo un espejismo.
Aquella posibilidad de mantener los depósitos dinerarios como se hizo por varios años en una cuenta bancaria para luego utilizarlos en diversas actividades pasó a la historia, y se torna mucho más difícil y compleja en este momento coyuntural que enfrentan los venezolanos, en el que ni siquiera hay sencillo en la calle.

Ahorrar genera bienestar de quien es dueño o tenedor de ese dinero y sabe que esas finanzas están garantizadas y bajo resguardo en una entidad bancaria.

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El ahorrista está seguro de contar con un piso sólidamente económico para disponer de un capital cuando lo amerite la necesidad o se presente una oportunidad de inversión que le duplique en ganancias para su crecimiento tanto personal como de negocios.

Hace dos décadas, el ahorrista local pudo planificar sus metas a largo y mediano plazo, de acuerdo a sus capacidades económicas, confiando en el banco sus depósitos, pero en la actualidad esa misma persona se encuentra en bancarrota debido a la contracción de la economía y a la alta inflación que lo afecta y le impide amasar dinero por un determinado período de tiempo.

Para un trabajador venezolano es sumamente difícil a la fecha que logre separar una porción del ingreso salarial que percibe quincenalmente, para guardarlo con miras a usarlo en el futuro. Esa acción era muy recurrente años atrás.

No basta siquiera que ejerza dos trabajos a la vez para poder hacerlo, porque aunque gane dos sueldos mínimos, estos siguen siendo menores a dos millones bolívares, cuando la cesta básica supera los dieciséis millones de bolívares, y ahorrar significaría no comprar lo que pueda alcanzar para comer.

¿Para qué las personas ahorran?

Cada persona ahorra con un propósito, por lo tanto el destino que se le da a todos los capitales es diferente.

Unos lo hacen con la intención de adquirir bienes, como carros, casas, apartamentos, artefactos para el hogar, vestido y calzado; pagar estudios, concretar una boda, para viajar en calidad de turistas fuera y dentro del país o para atender una necesidad en el exterior.

También las personas ahorran en previsión de la salud para soportar el pago de una clínica y los tratamientos derivados por sus servicios, de un hospital o ambulatorio, y para cubrir cualquier imprevisto sobrevenido como un accidente o la muerte de un familiar.

Razones que impiden ahorrar

Una de las razones que impiden ahorrar en Venezuela está relacionada con los gastos que se tienen que realizar de forma obligada durante el mes, los cuales son básicamente para la obtención de alimentos; los que logren conseguirse en los anaqueles en medio de este drama de escasez que afecta a cada uno por igual.

Otra causa para no ahorrar se vincula directamente con el desequilibrio entre lo que se tiene en dinero respecto a lo que se gasta.

Ello repercute en este país por la histórica inflación, que al decir de economistas estaría a niveles del 3.000% que se comen los pocos ingresos que se devengan.

También se cuenta con poca oferta de beneficios y respaldo por parte de la banca pública y privada, las cuales restringen las cantidades en montos altos de retiros bancarios, situación que aleja la posibilidad de llevar a cabo esta actividad con dicho sector en Venezuela.

Si se trata del ahorro en casa, que muchos utilizaron con el famoso cochinito al que le introducían monedas (hoy fuera de circulación), esta tradición desapareció porque hasta el animalito elaborado de plástico no se puede adquirir por lo costoso que está en el mercado, principalmente asiático.

Igualmente, quedó en el recuerdo de la gente guardar dinero debajo de un colchón, otra de las costumbres que usaban mayormente los abuelos.

Hoy, el venezolano subsiste con el poco dinero que posee en el momento. Por ello, procura con todo el cuidado invertirlo en lo más necesario que esté al alcance de su maltrecho presupuesto.

Debe estirar cuanto pueda sus finanzas adquiridas de su quincena, si es un trabajador dependiente, porque verá de nuevo dinero en quince días, y si se trata de un trabajador por cuenta propia o informal debe rezar todos los días para que le vaya bien con las ventas de calle y así poder obtener rentabilidad económica que le permita sobrevivir.

La descapitalización de personas que habían sido estables y exitosas en sus negocios, motivado a la acelerada inflación, es otro impedimento al ahorro, ya que se fueron a la quiebra al reponer sus inventarios con precios exorbitantes.

En estos últimos años el venezolano ha aprendido a darle mayor valor al dinero, y a conservar cuanto pueda los bienes que tiene, porque antes pareciera no le preocupó y estaba convertido en un botarate.

Ahora se vive de lo que se tiene y no de lo que se guardó.

 

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