Con los brazos entrelazados se organizaron los devotos para abrir espacio para que Divina Pastora fuera trasladada sobre los hombros de los servidores hasta el trono dispuesto al final del pasillo central del santuario de Santa Rosa para que los devotos oren a sus pies hasta el 14 de enero, día de la visita número 162 a Barquisimeto.
Desde anoche con la bajada de la Pastora de Almas de su nicho comenzó la novena de preparación espiritual. Serán nueve días para pedir a la santa madre su intercesión en la preparación espiritual para la procesión del domingo como lo recalcó el rector del templo de Santa Rosa, Humberto Tirado, en la homilía.
“La bajada significa que esta madre quiere tomarnos de la mano y llevarnos a Jesús”, dijo el sacerdote acerca de la ceremonia.
Durante la novena, mencionó el presbítero, la Iglesia invita a vivir las bienaventuranzas. Subrayó dos en particular: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” y “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”.
La primera tiene que ver con el perdón. “Hay un contexto en que la rabia está a flor de piel y es cuando la Virgen dice ‘perdona’”, explicó. Sobre la segunda el padre precisó que Dios necesita de corazones limpios capaces de iluminar en la oscuridad y para dejarlo actuar lo primordial es desechar el pecado. “Vamos a pedir la intercesión de nuestra madre, que aunque esto parezca imposible para Dios no lo es”, dijo Tirado para cerrar la reflexión.
Mirar con fe
Presenciar el descenso de la Divina Pastora de su nicho significó para Luisa Yépez una demostración de fe y agradecimiento. “Siente uno que nos llena mucha fe, entusiasmo, amor”, describió la sensación de tener la imagen tan próxima a los ojos.
Vestido con uniforme laboral y con una lonchera colgada del hombro aguardaba para ver la bajada por primera vez José Méndez. “Espero con mucha fe que solucione la situación del país, que haya paz, que seamos más unidos, porque ella lo que quiere es eso. Ella con su mirada lo refleja todo”, resumió sus peticiones Méndez.
Devotos como Yépez y Méndez había cientos apretujados dentro del templo y fuera de este ansiosos de retratar y orar cerca de la patrona.