LAS VOCES DE PENÉLOPE – IGNORA QUE NO PRESCRIBEN

¿Para qué sirve el carnet de la Patria en un país cuya escasez de alimentos y medicinas, aún nos quita el aliento? Aliento que es bueno señalar, en el caso de los moribundos, es el último y en el de los vivos -no de los avispados- pareciera perderse día a día. Quizás una de las posibles repuestas sea, que donde la justicia es ciega, las responsabilidades morales son letra muerta. Muerte que incluye el irrespeto a los DDHH y crisis humanitaria, vistos como la abstracción de la gente a un conjunto de datos.
Datos que por cierto, interesan al carnet. Como si no bastara con la cédula de identidad, que según nuestra legislación, reúne los requisitos para saber quiénes somos y cómo miramos a la cámara. Un carnet o carné, en cambio, según la Real Academia, es un “Documento expedido a favor de una persona, generalmente en forma de tarjeta y provisto de su fotografía, que sirve para acreditar su identidad, su pertenencia a un colectivo o su facultad para realizar una actividad”.
El de la Patria, pareciera acreditar con número de cédula, que se pertenece a un colectivo ideológico y gubernamental, que le permite a su portador(a) realizar la actividad de comprar lo que el resto no puede hacer normalmente: “Alimentos o medicinas”. No importa si se adjudicó con amenazas o prebendas, un carné o carnet, acredita su pertenencia a un universo “cuantificable y controlable”, que en este caso, tiene una intencionalidad política e ideológica, cuyo carácter es harto conocido.
Carnet y escasez van de la mano no como gemelos sino como siameses. Crea dependencia con el gobierno en una relación de compraventa: el voto por alimentos básicos, salud pública y ahora, medicinas para los niños. Es un control social del que se vale eltotalitarismo para garantizar una base social mínima de sustentación ante la crisis, cuyo efecto se amplía cada vez más, pues necesitan “captarla”, para dar la impresión de tenerla. Fidel, Mao, Hitler, Stalin, Franco, Perón, Ortega, ejemplificanla relación entre carnet y escasez. Nunca es lo que parece: expansión de sus seguidores, sino de la parálisis de una economía que no garantiza lo mínimo para sobrevivir y chantajea.
Fuerte indicador, visualiza el fracaso económico de un gobierno suele aparecer al final de los gobiernos totalitarios que recurrieron al carnet. Símbolo de la exclusióndentro de los sectores populares, deja por fuera a militantes de otros partidos y a quienes prefieren mantenerse al margen de militancias y adhesiones falsas. No contabiliza a quienes apoyan realmente al gobierno, sino a quienes buscan salida a sus urgencias materiales más críticas. Extiende la exclusión hasta para sus propios portadores, que no disfrutan de los beneficios de los dirigentes del partido, del gobierno ni de los Consejos Comunales, por ejemplo.
Síntoma del deterioro final del populismo en su fase final, la carnetización es una medida de emergencia, propia del ocaso político: la de escoger quiénes serán incluidos en los servicios de salud, escolarización, adjudicación de préstamos y compra de alimentos. Mientras las clases sociales altas y la desaparecida clase media, tienen la opción de irse, las clases populares sólo tienen las de tener el carnetpara hacer las colas que no siempre les entrega la posibilidad de comprar lo que necesitan para su familia.
Habrá que inventariar los Derechos Humanos violados hoy en las interminables colas que descalabran ánimo, salud yel derecho al trabajo, que incluye respeto de horarios y obligaciones que de no ser cumplidas, llevan al despido a unos y a la quiebra a otros. Esto sin contar el efecto emocional en quien es víctima del sol, agua y maltrato de uniformados, milicianos y hasta de los llamados “asiáticos”, expendedores de la mayoría de los productos básicos. No extrañan las declaraciones de la Viceministra, Dra. Linda Amaro, responsable de la distribución de los medicamentos en los Centros de Salud, quien pasa por encima del Código de Ética Médica y el art. 84 de la Constitución, al exigir el carnet de la Patria para escapar de la enfermedad o la muerte, lo cual elimina el acceso del resto de la población.Quizás la Dra.,no lea Historia e ignore, que la violación a los Derechos Humanos no prescribe y la justicia tarda pero no olvida.