Venezuela intentará esta semana en la reunión de la OPEP hacer oír su voz pocos días después del nombramiento de un nuevo ministro del petróleo, que asume también la dirección de la estatal PDVSA, en plena crisis.
Manuel Quevedo, un general de la Guardia Nacional venezolana, fue nombrado por sorpresa el domingo a la vez ministro del Petróleo y presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA), la compañía nacional que aporta el 96% de las divisas del país pero cuya producción ha caído a mínimos históricos y fue declarada en default por su enorme deuda.
A la espera de que se confirme su presencia en Viena, la llegada de un militar al frente de PDVSA no convence a los analistas del mercado del crudo.
«Reflotar ahora a PDVSA es muy complicado. No por cambiar a un gestor, que tampoco parecer tener una gran experiencia en temas petroleros, el problema se va a subsanar», afirma a la AFP Gonzalo Escribano, director del programa Energía del Real Instituto Elcano de Madrid.
A pesar de que Venezuela tiene las reservas de petróleo más importantes del planeta, la falta crónica de inversiones ha lastrado su capacidad de producción, en mínimos históricos.
Según datos de la propia petrolera la producción diaria ha caído más de un 23% entre enero de 2016 y octubre de 2017.
El oro negro es vital para la economía y la estabilidad del gobierno venezolano y Quevedo tiene el gran objetivo de elevar la producción, ahora cercana a 1,9 millones de barriles diarios (mbd) cuando en 2008 llegó a alcanzar los 3,2 mbd.
El otro gran problema de PDVSA es la corrupción, como reconoció el propio presidente Venezolano Nicolás Maduro al nombrar a Quevedo para que haga «limpieza» y reestructure totalmente la compañía.
Por su parte el fiscal general venezolano , Tarek William Saab pidió «adecentar» la compañía.
En este contexto, las autoridades venezolanas detuvieron la semana pasada por presunta corrupción al presidente y a cinco vicepresidentes de Citgo, la filial en Estados Unidos de PDVSA, por «un robo descarado», en palabras de Maduro.
Sin embargo la tarea será ardua.
«El problema de PDVSA es un problema de falta de inversión, de falta de mantenimiento. El dinero que PDVSA genera se lo quita el gobierno para financiar gastos que mantengan la estabilidad del régimen» apunta Escribano.
En el mimo sentido Joel Hancock, un especialista del petróleo en Natixis, describe una situación de bloqueo.
«Hay una desinversión histórica, PDVSA no puede permitirse importar el tipo de material y equipamiento que necesita para gestionar el declive de su producción», indica.
Paradoja
Paradójicamente, las dificultades para producir de Venezuela, uno de los miembros fundadores de la OPEP, son benéficas para el cártel, que desde el año pasado está limitando su producción para estimular los precios al alza.
«A principios de año había preocupaciones de que Venezuela fuera uno de los países que no cumpliera con las cuotas [a la baja], pero en realidad está muy por debajo del objetivo», explica a la AFP Richard Mallinson, un analista de Energy Aspects.
En la reunión del jueves los países de la OPEP y otros grandes productores, como Rusia, quieren renovar su histórico acuerdo del año pasado que limita su producción y ampliarlo varios meses, quizás hasta finales del año que viene.
Frente a estos desafíos el nuevo presidente de PDVSA no tiene experiencias previas en el sector, aunque no es el primer militar en dirigir la petrolera (el general Guaicaipuro Lameda lo hizo entre octubre de 2000 y febrero de 2002).
Queveda arrastra sin embargo un pasado polémico y en 2014, en calidad de jefe de la Guardia Nacional en Caracas, fue clave en el control de protestas contra Maduro que dejaron más de 40 muertos entre civiles y policías y que la oposición achacó entonces a disturbios provocados por militares y fuerzas de seguridad.