Desesperación, inquietud, rabia, estrés, fue lo que vivieron este miércoles las personas que realizaban su cola desde la madrugada en las afueras del Supermercado Central Madeirense ubicado en la Av. Los Leones, al este de la ciudad. Mencionaron que se iba a vender en el establecimiento dos harinas Pan y un litro de aceite por 17.000 bolívares.
Los usuarios mencionaron que recogieron la cédula de identidad a las 5:00 a.m., sin embargo ya había otras cédulas por delante. La policía del estado Lara mantenía el orden en el supermercado para evitar que algunos usuarios se ‘colearan’, pero de todas formas ocurrió. Personas que no estaban en la cola ingresaban por otro lado.
Denunciaron que era algo “inhumano” que no existiera una preferencia para los de la tercera edad. Eran las 12 del mediodía y sólo habían pasado tres grupos de 15 personas aproximadamente. Hubo personas que se desmayaron a causa de no haber comido. A pesar de eso no querían retirarse de la cola.
Personas jóvenes salían de comprar primero que ellos, sin haber hecho cola, según narraron. Se logró reconocer a uno de estos sujetos, y cuando le preguntaron desde qué hora estaba en la cola ignoró la pregunta, salió del establecimiento y minutos después regresó e intentó comprar más productos de primera necesidad.
“Estamos desde las 4:00 a.m. y nos están ‘coleando’, no nos dicen nada si hay para comprar o no. Un funcionario de la policía está recibiendo 5.000 bolívares para dejar pasar de primero al establecimiento. Nos tienen llevando sol y no nos dan respuestas de nada”, explicó una de las personas quien no quiso ser identificada por temor a represalias.
No es la primera vez que suceden hechos como estos. El público se siente atropellado porque entre ellos mismos se agreden, a causa del estrés. A las 12:30 p.m. logró ingresar un grupo para realizar otra cola; sin embargo la harina ya se había terminado y vendían solamente dos frascos de aceite por persona en 25.000 bolívares.
Mujeres embarazadas, personas de tercera edad o discapacitados, estaban a las puertas del supermercado.
Alrededor de la 1:30 de la tarde la mayoría de las personas ya habían pasado al establecimiento para comprar lo que quedó. Testigos comentan que un funcionario de mayor rango se acercó molesto tras lo sucedido al lugar, con la intención de instruir a los funcionarios que resguardaban el establecimiento.